Los negociadores son incapaces de acercar posiciones en la OMC y aplazan las decisiones sobre Doha
Los principales negociadores de la OMC, ante su incapacidad para conciliar posiciones, coincidieron ayer en aplazar hasta fin de julio sus decisiones sobre la Ronda de Doha y mientras tanto poner en marcha un nuevo método de negociación, que encomendaron al director general de la institución, Pascal Lamy. Los países pidieron a Lamy que sea el «catalizador» de los contactos a establecer en las próximas semanas para sacar a la Ronda de Doha de la crisis. Más de 60 ministros de los 149 países de la OMC participaron en esta fracasada reunión sobre la Ronda de Doha, en la que intentaban determinar las cifras y fórmulas para aplicar rebajas arancelarias a las importaciones de bienes agrícolas e industriales. «No hemos hecho progresos. Hay que admitirlo, pero creo que no es insuperable. Es una crisis, pero parece manejable, y todavía no hay pánico», indicó Lamy, que explicó que en las próximas semanas entablará intensivos contactos diplomáticos en busca de un arreglo. El director general de la OMC admitió que ese papel de mediador y catalizador «implica sus riesgos, lo sé, pero si no creyera en la posibilidad real de conseguir un acuerdo a tiempo y salvar las diferencias existentes, no habría asumido este encargo». Una de las posibilidades apuntadas para salir de la crisis fue lograr el impulso político de las mayores potencias, que como Grupo de los Ocho (siete países más ricos y Rusia) se reunirán a mediados de julio en San Petersburgo, pero Lamy dijo que, por el momento, no ha sido invitado a ese foro, en el que tampoco están todas las grandes potencias comerciales. «Las consultas que tengo que hacer van más allá del G-6 (EE.UU., UE, Australia, Brasil, India y Japón, mayores potencias comerciales), pero tengo que empezar por ellos», precisó Lamy, que el martes viajará a Japón.