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Los expertos advierten que algunas características estructurales han empeorado notablemente

La economía española se acelera, pero se agravan los riesgos de futuro

El descenso de la productividad, de la competitividad exterior y del consumo van a pasar factura

Publicado por
M. J. Alegre - madrid
León

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El Gobierno y los expertos coinciden en percibir que la economía española está creciendo este año a un ritmo más acelerado de lo previsto. El Ejecutivo se plantea modificar al alza su estimación de aumento en un 3,3% del producto interior bruto (PIB) en 2006, y los servicios de estudios de instituciones privadas también preparan revisiones en esa dirección. Pero los expertos se plantean, además, proyecciones más bajas de las iniciales para años sucesivos. Sobre la economía española empiezan a pesar como losas la escasa productividad, el deterioro de la competitividad exterior y una probable desaceleración de los dos «motores» de la expansión reciente: el consumo de los hogares y la actividad de construcción. A la espera de los primeros datos y opiniones sobre la evolución de las cuentas nacionales en el primer semestre -el Banco de España y el Instituto Nacional de Estadística darán sus avances en la primera quincena de agosto-, todo apunta a que el PIB está siguiendo una trayectoria creciente. El Gobierno, partidario de publicar el objetivo anual en dos momentos del año, coincidiendo con la elaboración de los Presupuestos y con el envío de la actualización del programa de estabilidad a Bruselas, ya ha reconocido que si hay correcciones del actual ejercicio «serán hacia arriba». Pero en las últimas semanas se han difundido varios análisis que alertan del agotamiento de los factores de impulso -los bajos tipos de interés, la entrada masiva de inmigrantes, el abultado saldo de los fondos europeos-, así como del cambio de comportamiento de algunas variables, porque la factura más elevada de la deuda de las familias va a provocar un freno en el consumo doméstico y, a su vez, la actividad de la construcción podría haber tocado techo de una vez por todas. Y, sobre todo, los expertos advierten que algunas características estructurales de la economía española no han hecho sino empeorar. La brecha de productividad respecto al resto de los países occidentales está aumentando, y nuestra escasa competitividad exterior se ha comido con creces la ventaja obtenida con el canje bajista reconocido a la peseta cuando se produjo la integración en el euro.

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