La inversión empuja a la economía a crecer un 3,8% en el tercer trimestre

La economía española creció en el tercer trimestre al fuerte ritmo del 3,8% anual, porque las familias y las empresas españolas no cejan en su actividad de consumo e inversión, mientras el saldo exterior de la economía experimenta cierto alivio. Consecuencia, en parte, del dinamismo de la inversión en equipos, y de un repunte de la construcción en obra civil e infraestructuras, la aportación de la demanda nacional al crecimiento se mantuvo en 4,8 puntos, mientras el saldo exterior restó un punto a la expansión, una décima menos. La inversión en equipos se ha convertido en el elemento más dinámico de la economía y es una de las causas de que, como habían anticipado todos los agentes, en el verano del 2006 se haya registrado un sostenido crecimiento intertrimestral del 0,9% respecto al periodo abril-junio. El ritmo de avance interanual es el más acusado desde el cuarto trimestre del 2001, cuando la expansión fue del 3,9%. El Ministerio de Economía ha revisado muy cautamente al alza el objetivo para este año, desde el 3,3% al 3,4%, pero el presidente del Gobierno ya ha apuntado que crecimiento del conjunto del año puede ser del 3,8%. No es un pronóstico muy arriesgado, tras la escalada de aumento del 3,6%, el 3,7% y el 3,8% que se viene registrando trimestre a trimestre, pero confirma que se espera una aceleración en la recta final del ejercicio. David Vegara, secretario de Estado de Economía, apuntó que el incremento del cuarto trimestre podría rondar el 3,9% como mínimo. Las autoridades económicas se apuntan, por tanto, a la idea de que la expansión de la economía española no ha tocado techo, frente a la tesis de algunas instituciones privadas, para las que el punto álgido del crecimiento se produjo el pasado verano. Las cuentas nacionales estiman la evolución de la actividad desde sus propios enfoques. En el mercado de trabajo, el Instituto Nacional de Estadística calcula que entre julio y septiembre la creación de puestos de trabajo aumentó el 3% -una décima menos que en el trimestre anterior- y se generaron 538.000 empleos equivalentes a tiempo completo: ocho horas igual a un puesto de trabajo, con independencia del número de personas que lo desempeñen. El mayor avance del producto y el suave descenso de la creación de empleo se tradujeron en una mejora de la productividad aparente del trabajo, que en el pasado trimestre se situó en el 0,8%. Cambios en el gasto En conjunto, para un crecimiento de la demanda nacional del 4,8%, el gasto en consumo final de los hogares permaneció estable, al registrar entre julio y septiembre un avance del 3,6%. Las familias han contenido un poco sus desembolsos en bienes y servicios, mientras las administraciones públicas gastan prácticamente lo mismo. Con mayor detalle, las cuentas nacionales reflejan que en el gasto de los hogares se acentúa el peso de la alimentación, servicios y bienes semiduraderos, mientras descienden proporcionalmente los desembolsos en bienes duraderos como los automóviles. Las familias suelen adoptar esta pauta de comportamiento cuando empieza a descender su confianza en la evolución futura de sus ingresos. El gasto de las administraciones públicas refleja un alza de la remuneración de los asalariados, frente a la contención de los gastos por compra de bienes y servicios. La inversión experimentó un avance del 6,3% en el tercer trimestre (una décima más), con fuerte dinamismo de la compra de bienes de equipo -que registran un avance del 9,5%- y, lo que constituye cierta sorpresa, un repunte de la construcción, que avanza de nuevo el 6,1% gracias a la pujanza de la obra civil y la edificación no residencial. Los bienes de equipo se están consolidando como factor del crecimiento económico.