La Comisión se posiciona con las energías limpias y muestra escepticismo frente a la nuclear
Europa defiende el carbón para reducir su dependencia energética
Para solventar el problema ambiental, las térmicas deberán tener almacenadores de CO2 para el 2020
La Comisión Europea confirmó ayer que el carbón seguirá formando parte de las fuentes energéticas de la UE junto al gas, pero a condición de que se continúen desarrollando tecnologías para reducir su efecto contaminante. No en vano, Bruselas recordó que la mitad de la electricidad europea proviene del gas y el carbón. Además, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé en el año 2030 se duplicará la cantidad de carbón utilizado en el mundo. Aunque el carbón es el combustible fósil más contaminante, ofrece dos ventajas: existen reservas probadas para más de 150 años y, a diferencia del gas y el petróleo, parte de ellas se hallan bajo suelo europeo. Por este motivo, la Comisión pretende que para el 2020 todas las nuevas térmicas de carbón cuenten con sistemas de captura y almacenamiento de CO2 y que las ya existentes se adapten progresivamente al nuevo sistema de carbón limpio. El Ejecutivo comunitario alcanzó ayer el compromiso de que la UE se comprometa a reducir en un 20% las emisiones de efecto invernadero de aquí al 2020. «El cambio climático es una de las amenazas más graves para nuestro planeta», advirtió el comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas, a la vez que invitó «al mundo desarrollado a seguir el ejemplo europeo y alinearse con la reducción de emisiones». Agnósticos ante la nuclear De cara al 2020, Bruselas propone que en la paleta energética europea provenga de fuentes renovables en un 20% y que entre ellas un 10% corresponda a los biocarburantes. Para favorecer el desarrollo de tecnología que conduzca a la producción de energías verdes , la UE aumentará en un 50% sus gastos anuales en investigación. La Comisión ha reiterado asimismo su objetivo de economizar el 20% del consumo total de energía primaria de aquí al 2020. De lograrlo, se ahorrarán 100.000 millones de euros anuales y se evitará la producción de unas 780 toneladas de CO2 cada año. Por otro lado, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, evitó alinearse explícitamente con los defensores de la energía nuclear y reiteró que corresponde a los Estados miembros y no al Ejecutivo de Bruselas decidir si mantienen la producción de este tipo de energía en el futuro. Barroso señaló no obstante que la Comisión está a disposición de aquellos países que opten por la energía nuclear. «La Comisión sigue siendo agnóstica sobre la cuestión nuclear», sentenció Barroso en la presentación del paquete de propuestas para reducir la dependencia energética de la Unión y apuntalar la lucha contra el calentamiento del planeta. «Corresponde a cada Estado miembro decidir si producirá o no electricidad nuclear», dice la comunicación adoptada ayer por la Comisión; «sin embargo -agrega- , en el caso de que el uso de energía nuclear se reduzca en la UE es esencial que esta reducción se compense con la introducción de otras fuentes de energía limpias para la producción de electricidad, de lo contrario, el objetivo de reducir las emisiones de efecto invernadero y garantizar el aprovisionamiento energético no será alcanzado». Bruselas recordó que la energía nuclear, productora del 30% de la electricidad de la UE, es una de las fuentes más baratas de energía libre de CO2. Según datos del IEA su uso pasará de 368 gigavatios en el 2005 a 416 en 2030, por lo que «existen razones económicas para mantener el liderazgo europeo en el campo de la tecnología nuclear», apuntó la Comisión.