La siniestralidad laboral se cobró 1.352 vidas el año pasado, 17 menos

Los accidentes laborales mataron en el 2006 a 1.352 personas, a 17 menos que un año antes. De ese total, 977 fallecimientos se produjeron en la empresa y 375 in itinere , es decir, en el camino de casa al empleo o viceversa. Hubo dos ámbitos en los que la siniestralidad mortal no sólo aumentó sino que alcanzó cuotas elevadas. Uno fue el sector servicios con 410 muertos, casi un 3% más que en 2005; y el otro, las empresas de entre uno a nueve trabajadores con más de 10 vidas segadas por cada 100.000 empleados. Los datos fueron facilitados por Joaquín Nieto, responsable de Seguridad Laboral de CC.OO, quien arremetió contra el Gobierno y los empresarios, por permitir (el primero) el incumplimiento de la ley y por hacer oídos sordos (los segundos) a las políticas de prevención. «España tiene un índice de siniestralidad mortal de 6,3 personas por cada 100.000 trabajadores, más de dos puntos por encima de la media europea situada en 4,1», denunció, al mismo tiempo que calificó la situación de «inadmisible». En general, los accidentes laborales subieron en el 2006. Los ocurridos en la empresa aumentaron un 3,3% al pasar de 906.836 a 937.063. De este total, los leves fueron 927.149, un 3,5% más que en 2005 cuando se registraron 896.063; y los graves, 8.937 un 8,6% menos que los 9.783 del año pasado. La reducción relativa de los mortales se quedó en el 1,3%. Los siniestros en el trayecto se elevaron un 4,2%, al subir de 92.205 a 96.094. En este caso, los leves aumentaron un 4,7% y llegaron de 89.517 a 93.718, mientras que los graves se redujeron un 13,3% al caer de 2.309 a 2.001. Nieto informó que el coste de la siniestralidad laboral absorbió en el 2006 dos puntos de la riqueza nacional, unos 12.000 millones de euros. Esta cifra que se arrastra desde hace años incluye determinadas contingencias profesionales asistidas por el Sistema General de Salud, pero no comprende «la pérdida de expectativas de trabajo y riqueza que conllevan los fallecimientos». «Si también contabilizáramos este coste el total ascendería a cuatro o cinco puntos del Producto Interior Bruto (PIB)», expuso. Puntos negros Dentro del trágico panorama registrado, el sector servicios incrementó las muertes un 2,8%, con 410 fallecidos en el puesto de trabajo, 11 más que en el 2005. En el resto de las áreas productivas la pérdida de vidas disminuyó. En la agricultura bajó un 9,6%, de 73 a 66 muertos; en la industria, un 3,9%, de 203 a 195; y en la construcción, un 2,9%, de 315 a 306. Otros puntos negros fueron las pequeñas empresas donde el índice de mortalidad superó en un 60% a la tasa media; y los accidentes «in itinere», con una reducción de fallecimientos tan solo del 1,1%, caída muy baja en comparación con la experimentada en los accidentes mortales de tráfico que supuso un 14,8% menos.