El desempleo mundial bate el récord y afecta a 195,6 millones de personas
El desempleo mundial subió en el 2006 a una cota sin precedentes. Se situó en la alarmante cifra de 195,2 millones de personas, pese al «robusto crecimiento» económico registrado y a que el número de ocupados también aumentó, hecho que al menos permitió que la tasa de paro sobre la población activa no variara y permaneciera en el 6,3% (dentro de las averiguaciones que permiten las estadísticas oficiales). La reiterativa y dramática situación del mercado laboral está recogida en el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), titulado Tendencias Mundiales del Empleo difundido recientemente. Los jóvenes entre 15 y 24 años fueron las principales víctimas del paro. El desempleo en este colectivo afectó a 86,3 millones de personas, que representaron el 44% del total de desocupados. Mayor brecha entre sexos Además, el 2006 mantuvo la brecha existente entre mujeres y hombres. Sólo el 49% de las trabajadoras pudieron desarrollar una actividad laboral, frente al 74% de los varones que consiguieron un empleo. Ahora bien, la evolución de ambos grupos en la última década resultó dramática. En 1996, trabajaba el 49,6% de las mujeres y el 75,7% de los hombres, porcentajes superiores a los existentes en 2006, y es que el crecimiento se ha reflejado más en el aumento de la productividad que en el del empleo. La rentabilidad aumentó un 26%, mientras que el número de trabajadores en el mundo sólo subió un 16,6%. Por sectores, en el 2006, los servicios sustituyeron a la agricultura como primer generador de colocaciones, pese a que su crecimiento fue mínimo, tan sólo de cinco décimas, pero suficiente dado que las tareas del campo descendieron un punto. Así, el mercado de trabajo se repartía en un 40% para servicios, un 38,7% la agricultura, y un 21,3% la industria. El director general de la OIT, Juan Somavia, apuntó que el futuro no aparece demasiado halagüeño. «Si continúa esta tendencia, las perspectivas relacionadas con la creación de empleo decente y una mayor reducción de la pobreza laboral resultan bastante negativas», dijo.