Japón y la crisis del yen centran la reunión de ministros del G-7

La debilidad de la moneda japonesa centró ayer en la ciudad alemana de Essen la reunión de ministros de Finanzas del grupo G-7 de países más industrializados del mundo, ya que los europeos esperan que se aprecie para que no penalice sus exportaciones. Los ministros del G-7 (Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Canadá) concluyeron ayer el encuentro trimestral que iniciaron el viernes coincidiendo -incluso Francia- en la necesidad de reanudar la ronda de Doha para la liberalización comercial internacional. A los países emergentes -Brasil, México, China, Rusia, India y Sudáfrica- les aconsejaron que amplíen y mejoren sus mercados de bonos para no depender tanto de los préstamos del exterior y contribuir así a la estabilidad financiera internacional. Alemania, que preside el G-7 y G-8 este año, reabrió ante los periodistas el debate sobre la ampliación de estos grupos a las potencias emergentes. Hay «muchos asuntos de los que no podemos hablar sin China, Argentina, Brasil, Australia, Sudáfrica»; «creo que deberíamos tenerlos en la mesa con nosotros» y «estamos al principio de un proceso de ampliación del G-7 y el G-8», aunque no oficial, declaró el titular alemán de Finanzas, Peer Steinbrück. Exportaciones a Japón Los titulares de Finanzas y los presidentes de bancos centrales centraron ayer sus debates en los tipos de cambio, con el interés de los europeos puesto en la debilidad del yen, que perjudica a las exportaciones del viejo continente, y su deseo de que la moneda nipona se aprecie. En un año, el yen ha perdido cerca del 10% frente al euro, y a la inversa, entre el 2002 y el 2006 la tasa real de cambio del euro se apreció en más del 50% frente a la moneda nipona, según el banco francés Société Générale, que estima que la apreciación del euro frente a las monedas asiáticas redujo las expectativas exportadoras de la zona euro entre el 15% y el 20% en ese período. Especular con los intereses La debilidad del yen es probablemente el síntoma de una gigantesca burbuja especulativa que, si se desinfla demasiado rápido, puede desestabilizar el sistema financiero mundial. Esta burbuja está alimentada por el gran diferencial entre los bajos tipos de interés en Japón (0,25%) y los del resto del mundo, que incita a los inversores a tomar prestados yenes a bajo precio, y colocar este dinero en los países donde sería mas rentable, un fenómeno denominado «carry trade». El ministro japonés, Kojii Omi, declaró por la mañana, para alivio de los europeos, que «los tipos de cambio deberían reflejar la situación económica» japonesa, que «está mejorando, así que intentaré hacerles entender (a sus socios del G-7) la situación japonesa». Estados Unidos por su parte podría formular una petición parecida a China, instándole a revaluar su moneda, demasiado baja, lo que provoca que el país norteamericano sufra un gran déficit comercial. La reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) para dar más peso a muchos países emergentes que están sub-representados también fue tema de debate este sábado. Esta transformación debe concluir en el 2008. Se espera además un balance positivo del crecimiento mundial, con un ojo puesto en el precio del petróleo, que ha vuelto a superar los 60 dólares el barril.