El Santander sigue de compras Miles de agricultores exigen que se defiendan las ayudas al campo

«No podemos parar», es la consigna que el presidente Emilio Botín ha venido repitiendo al equipo que el grupo Santander tiene dedicado a explorar oportunidades. Quien se detiene, retrocede, asegura. Pero las nuevas compras deben cumplir, como las precedentes, los requerimientos de retorno de la inversión y aportación al beneficio que son marca de la casa. También han de encajar en los planes de desarrollo del grupo, en su cultura y en sus sistemas. Así se han llevado a cabo inversiones que superan los 32.000 millones en diez años, y desde estas premisas el banco se plantea ahora hacerse con activos del holandés ABN-Amro dentro de un plan conjunto con el belga Fortis y el británico Royal Bank of Scotland. La iniciativa permitiría, por fín, a un banco español establecerse en Italia. Intentos anteriores del BBVA -sobre la BNL- y del propio Santander, que fue accionista de referencia del San Paolo- Imi, no llegaron a buen término. ABN-Amro es dueño del Antonveneta y del 8,2% de Capitalia, donde el banco cántabro mantiene un 2% de capital como inversión financiera. El holandés logró hacerse con Antonveneta -1.000 sucursales, 1,5 millones de clientes en el país transalpino- hace poco más de un año, tras una dura batalla con las autoridades del país, expertas en resistirse a la entrada de la competencia extranjera. Otros proyectos El gigante bancario español mantuvo largo tiempo sus aspiraciones en San Paolo, donde permaneció abierta la opción de llegar al 10%, hasta que la fusión con Intesa se cruzó en su camino y le llevó a vender el grueso de su participación. La otra «pieza» que los analistas creen podría cazar el Santander si accede a la propiedad del grupo holandés en el proyecto conjunto es el brasileño Banco Real, que completaría su ya fuerte presencia en aquel país del cono sur, donde cuenta con su filial Banespa. Para hacerse con estos activos necesitará casi 20.000 millones de euros, algo menos de un tercio del valor total. Será un esfuerzo considerable, al que podría llegar vendiendo las participaciones industriales que aún le restan, con parte de la generación anual de recursos y con una eventual ampliación de capital a la que el presidente Emilio Botín ya puso coto para este año. En un banco cuya capitalización ronda los 90.000 millones de euros, una eventual ampliación no superará el 5% de esa cifra en 2007 -se comprometió-, lo que equivale a unos 4.500 millones de euros. La venta del 30% de Cepsa, que no es una inversión estratégica, proporcionará plusvalías del orden de 2.000 millones de euros. De momento, hay algo más que contactos exploratorios. ABN- Amro, con un valor de mercado de unos 64.000 millones de euros -ligeramente inferior al de BBVA- emprendió negociaciones «exclusivas» con el británico Barclays de cara a una fusión. De prosperar, esta unión daría lugar a un coloso europeo con 120.000 millones de euros de capitalización. La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) reunió este sábado en Madrid a miles de trabajadores del campo , entre los que se encontraban los de Castilla y León) (25.000, según la organización y 2.000, según la Policía Nacional) que exigieron al Gobierno que pelee en Bruselas ayudas directas a los productores en la inminente reforma de la OMC de frutas, hortalizas y vino. Los manifestantes criticaron que las diferencias entre los precios que ellos reciben y los que pagan los consumidores «se pierden por el camino». Denunciaron las «graves pérdidas» y la situación «dramática» que viven muchos agricultores en España, vencidos por precios ruinosos. Recordaron a Rodríguez Zapatero, que «80 céntimos (el precio que éste atribuyó a un café) son 20 kilos de naranjas». «Nuestros puestos de trabajo están en juego» o «ZP escucha, el campo está en lucha» fueron algunas de las consignas más repetidas a lo largo de una marcha que concluyó frente al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. El presiente de Asaja, Pedro Barato, afirmó que la postura de Bruselas es bastante coincidente con la de los productores españoles en el sentido de apostar por pagos únicos y por el desacoplamiento total. Un planteamiento que pidió a Espinosa que defendiera ante sus colegas europeos.