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Las entidades podrán cobrar a quien recibe una transferencia

El futuro «dni» bancario bajará las comisiones en las operaciones Airbus cierra la semana con contratos millonarios para la construcción de 121 aparatos

El cliente tendrá que asumir la responsabilidad si equivoca la identidad de un destinatario

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m. j. a. | madrid colpisa | parís

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En el plazo de dos a tres años, las relaciones más «domésticas» de los clientes con las entidades de ahorro -domiciliación de recibos y de nóminas, transferencias- van a experimentar drásticos cambios como consecuencia de la paulatina entrada en vigor de la Zona Única de Pagos (Sepa, por sus siglas en inglés) en la Unión Europea. El proyecto aspira a armonizar las formas de actuar en un territorio donde operan nada menos que 8.000 bancos y cajas y las prácticas y usos nacionales son radicalmente distintos. Al final del trayecto, los ciudadanos europeos podrán efectuar pagos en toda la zona desde una cuenta bancaria única, utilizando un mismo conjunto de instrumentos de pago y de forma igual tan sencilla y segura como lo hacen actualmente en su ámbito nacional. Caro o barato La operatoria se va a simplificar pero los servicios cotidianos ¿nos saldrán finalmente más caros o más baratos?. Los reguladores -el Banco de España entre ellos-, prevén que las comisiones se moderarán para todos, gracias a la mayor competencia, y a la reducción de costes que implica un sistema informatizado. Para empezar, los usuarios adquiriremos una nueva identidad, determinada por las letras del país y una larga serie de números -se añadirán cuatro a la referencia actual de las cuentas corrientes- y lo mismo les ocurrirá a las instituciones. Los clientes tendremos un IBAN y las entidades un BIC, términos que con el tiempo se nos harán tan familiares como ahora nos resulta el NIF o número de identificación fiscal, que es el del documento nacional de identidad acompañado de una letra. «Habrá que saberse el IBAN del destinatario de una transferencia, por ejemplo, y darlo bien», explican fuentes del Banco de España. Esa operación saldrá muy barata, casi gratis, por la fuerte reducción del costes que el nuevo sistema supone, pero el cliente bancario responderá de sus errores. En la actualidad, si se producen equivocaciones, las instituciones corren con el cargo que implica la reparación. El cambio en el esquema de responsabilidades es una importante novedad. Las comisiones que bancos y cajas se pagan unos a otros por terminación de los servicios quedarán abolidas y todo el «dinero de plástico» irá provisto de «chip» -en vez de banda magnética- lo que aumentará la seguridad de las transacciones. La prohibición de las comisiones interbancarias es un cambio decisivo que en España ya puede aplicarse a las trasferencias, pero una opción que las entidades no han querido poner en práctica de momento. Todavía, cuando realizamos una transferencia, la institución de origen cobra a quien la inicia, y paga una cantidad a la entidad que la recibe. Y al cliente destinatario la operación le sale gratis. Cuando bancos y cajas no se pueden pagar entre ellos, la entidad final tendrá la tentación de cobrar a su cliente como única forma de resarcirse de los costes. Surgirán aquí distintas estrategias comerciales, como instituciones que se puedan permitir el lujo de ofrecer este tipo de servicios con carácter gratuito, del mismo modo que algunas ya han suprimido las comisiones para quien realiza cierto número de transferencias, por un determinado uso de la tarjeta o para apuntes bancarios. Pequeños pasos Fuentes del instituto emisor explican que la implantación del sistema Sepa se hará en España de forma paulatina por tratarse de un país muy bancarizado donde no se pueden cambiar las prácticas de un día para otro sin causar quebranto a los usuarios menos preparados. El primer paso consistirá en la aplicación del Sepa a las transferencias básicas a partir del 1 de enero del 2008. Aunque las entidades podrán cobrar al receptor, los pagos de nóminas, pensiones y devoluciones de impuestos quedarán al margen, al menos hasta que se lleve a cabo la transposición a la legislación española de la nueva directiva comunitaria sobre pagos. Pendiente de su aprobación por el Consejo de Ministros de la Unión Europea (Ecofin), esta norma estará vigente, a más tardar, en noviembre del 2009. Que puedan cobrar no quiere decir que vayan a hacerlo. El regulador español está convencido, por ejemplo, de que bancos y cajas -para quienes la domiciliación de la nómina es un gran logro en la fidelización de clientes- no penalizarán a los usuarios cargándoles una comisión mensual. El jugoso encargo de 121 aviones Airbus en una sola semana fue recibido con gran alivio en la cúpula de su casa madre, Eads, deseosa de que el viento empiece a soplar a su favor tras una larga serie de tropiezos económicos, industriales y judiciales. Airbus obtuvo el miércoles contratos millonarios que le permitirán colocar en el mercado 121 aparatos, de los cuales 41 serán para la aerolínea colombiana Avianca y 80 para la Qatar Airways. La noticia no podía caer en mejor momento para el gigante Eads, primer grupo aeronáutico y de defensa de Europa, y tercero en el mundo, enfrentado a problemas internos, a la férrea competencia de su gran rival estadounidense Boeing y a la amenaza de nuevos contrincantes en un mundo globalizado. La larga agonía de Airbus empezó curiosamente con el producto que estaba llamado a coronarlo como señor de los cielos: el A380, el avión más grande del mundo, cuyo programa sufrió en los últimos dos años graves retrasos por dificultades en su concepción, que aumentaron su costo en 2.500 millones de euros (unos 3.250 millones dólares). Números rojos Airbus cerró por primera vez en números rojos el ejercicio del 2006. Las primeras pérdidas de su historia se elevaron a más de 572 millones de euros (unos 740 millones dólares), un golpe que amenaza con repetirse en 2007. Las dificultades para llevar a buen aeropuerto el proyecto de su superjumbo fueron el principal detonante de un doloroso plan de reestructuración en la compañía. Un total de 10.000 de sus 57.000 trabajadores en Europa serán despedidos en los próximos cuatro años, de los cuales 4.300 se encuentran en Francia, 3.700 en Alemania, 1.600 en Gran Bretaña y 400 en España, según el plan Power 8 . El objetivo es ahorrar 5.000 millones de euros hasta 2010 para sanear las arcas del constructor europeo, según declararon en febrero sus dos principales accionistas públicos, Francia y Alemania. Pero los golpes siguieron cayendo. Esta semana, el copresidente de Eads, Noel Forgeard, y Arnaud Lagardere, presidente del grupo que lleva su nombre y accionista de referencia del consorcio, fueron convocados ante la Autoridad de los Mercados Financieros de París por un presunto delito de información privilegiada. Sobre la cúpula de la casa madre de Airbus pesan las sospechas de haber decidido la venta del 7,5% del capital del consorcio, el 4 de abril del 2006, a sabiendas de que iba a ser necesario retrasar las entregas de los aviones A380.