Los datos confirman una «suave desaceleración» tras los incrementos de los dos primeros trimestres
El crecimiento del 3,8% en el tercer trimestre alivia al Gobierno
La atenuación del ritmo de avance responde a un descenso de la demanda nacional
La economía española se frena, aunque no de manera brusca. El Producto Interior Bruto creció a un ritmo anual del 3,8% en el tercer trimestre, y su avance fue del 0,7% respecto al periodo abril-junio. Estos datos confirman un proceso de «suave desaceleración», tras el incremento del Producto Interior Bruto en el 4,1% en el primer trimestre y el 4% en el segundo. El Instituto Nacional de Estadística adelantó las cifras sin aportar detalles, lo que hará el próximo día 21, y sólo se permitió apuntar que la atenuación del ritmo de avance responde a una desaceleración de la demanda nacional -consumo e inversión-, parcialmente compensada por una aportación menos negativa del sector exterior. El dato ha permitido respirar con cierto alivio a las autoridades económicas. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, destacó ayer en Bruselas -donde asiste a la reunión de responsables de Finanzas de la Unión-, que el avance de la economía española sigue siendo notable. En su opinión, resulta lógico que a medio plazo el crecimiento de la actividad se sitúe en zona próxima a su potencial, es decir, que el aumento del PIB se mueve en una horquilla que va del 3,5% al 3% anual. Arriba o abajo El Banco de España había apostado por una tasa algo inferior de expansión en el tercer trimestre, al estimarla en un 3,7% interanual y al 0,6% respecto al periodo abril-junio. En la actual trayectoria económica, una décima arriba o abajo tiene su importancia. Explicaba el presidente del Instituto de Crédito Oficial, Aurelio Martínez, la pasada semana, que «no es lo mismo acabar el año con un ritmo de crecimiento próximo al 3,5% que hacerlo por debajo de esa cifra». La economía tiene su inercia y si se parte del 3,8% en el tercer trimestre, la expansión de 2008 podría estar en torno al 3% en media, de no mediar una catástrofe imprevisible. Según sus tesis, no parece probable una fuerte desaceleración del consumo de los hogares cuando el avance de la población sigue imparable. Y si los tipos de interés se están frenando, tampoco la inversión experimentará un desplome. Más pragmático, Pedro Solbes celebró que se esté mejorando la composición del crecimiento, porque la desaceleración del consumo y el recorte de la aportación negativa del sector exterior podrían suponer «la corrección de algunos desequilibrios». «Crecer por encima del 4% durante un largo periodo acaba por generar tensiones que es preciso corregir», observó. Crisis financiera De cara a 2008, el Gobierno todavía mantiene su previsión de crecimiento del 3,3%. La calculó en julio, y no es partidario de retocarla hasta la remisión a Bruselas del programa de estabilidad, lo que llevará a cabo el próximo diciembre. Pero el ministro de Economía ha vuelto a reconocer que las secuelas de la crisis de las hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos se cobrarán un precio. Una revisión a la baja de la tasa de crecimiento para el próximo año para dejarla en el 3% tiene muchas bazas. Instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional, y privadas, como el Servicio de Estudios de BBVA, ya se han pronunciado. Sus expertos calculan que el avance de la actividad en la economía española estará entre el 2,7% y el 2,8% el próximo año. El dato hay que ponerlo en relación con las proyecciones de estos organismos para la zona euro: los recortes varían entre dos a tres décimas sobre anteriores estimaciones. La Comisión Europea opina, como el Gobierno español, que el crecimiento de la economía nacional será del 3,8% este año y se frenará para quedar en un avance del 3% en 2008. La desaceleración se acentuará, según el Ejecutivo comunitario, hasta limitar la tasa de aumento del 2,3% en 2009. Ahí, el vicepresidente económico ya no tuvo dudas: «no comparto la idea de que vaya a producirse una desaceleración tan rápida», aseveró.