La cesta de la compra y la energía se encarecieron un 7,9% en el 2007
Los consumos domésticos cotidianos -alimentos básicos y energía- salían un 7,9% más caros el pasado diciembre que un año antes. En otras palabras, su coste aumentó casi el doble que el conjunto de bienes y servicios que integran el Índice de Precios de Consumo general, cuya subida interanual fue del 4,2% en el último mes del pasado año. Lo más alarmante es la trayectoria: el alza en la cesta de consumo frecuente se disparó 4,7 puntos de agosto a diciembre, frente al tirón de 2 puntos en el índice general. Los consumidores ya tenían claro que su percepción de la inflación era bastante distinta, y mucho más acusada, que la reflejada en las estadísticas oficiales. Lo confirma ahora el servicio de estudios de Caixa Catalunya, que se ha propuesto afinar el tiro y seguir la pista, aisladamente, a los precios de los artículos y servicios de uso más común. Además de los alimentos básicos y la energía, se propone vigilar el comportamiento de los precios en artículos tan cotidianos como las consumiciones en los bares y cafeterías y ciertos gastos de esparcimiento. Para evaluar los cambios en la percepción de los consumidores, la entidad de ahorro publicará de forma regular un índice de precios sobre la cesta de consumo habitual de los hogares españoles. Ha incluido en su relación alimentos básicos -pan, carne, pescado, leche, huevos, frutas frescas, legumbres, hortalizas y patatas-, tabaco, transporte -carburantes y transporte público urbano- y ocio -servicios culturales y recreativos, prensa y revistas, restaurantes, bares y cafeterías-. El índice toma en cuenta el peso que cada uno de los bienes y servicios tiene en el IPC, relacionado a su vez con la importancia que desempeñan en el presupuesto doméstico. La cesta considerada supone un 35% de los productos incluidos en el índice general. Y corresponde a los alimentos una ponderación del 39,6%, al tabaco el 5,7%, al transporte el 17,5% y al ocio el 37,2%. Los autores del trabajo advierten que existe riesgo de que el fuerte encarecimiento de la cesta de consumo recurrente se traslade a otros bienes y servicios y a los salarios, repercutiendo al alza sobre la evolución de la inflación en el medio plazo. Este efecto pondría en dificultades la trayectoria del Índice de Precios de Consumo general, aunque sus expectativas de crecimiento están relativamente ancladas.