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Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ ARRIBAS
León

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LA CONFERENCIA sobre Seguridad de Munich adquirió este año una dimensión y relevancia especiales. Sólo el título elegido es suficientemente expresivo: «Un mundo en desorden, desplazamiento de poder, falta de estrategia». Y la palabra clave que define la situación internacional es incertidumbre, una de las peores posibles sobre todo porque dinamita la confianza. El origen podríamos fijarlo en Estados Unidos, su crisis financiera-inmobiliaria y la pérdida de credibilidad interna, externa y entre sus socios y aliados de la administración Bush tras su intervención en Irak. Los países más desarrollados del mundo, el conocido G7, tratan de lanzar al mundo un mensaje de tranquilidad al comprometerse a emprender acciones individuales y colectivas para afrontar la ralentización de sus economías y garantizar la estabilidad de los mercados financieros. El secretario del Tesoro norteamericano, Henry Paulson, en un comunicado aparte, reconoce que «la corrección en el mercado inmobiliario, los altos precios de la energía y la angustia de los mercados financieros pesarán sobre el crecimiento a corto plazo» pero se muestra confiado en la fortaleza de la economía estadounidense y en el efecto de la inyección de 150.000 millones de dólares aprobada por Bush. El G7 pide transparencia en la banca para conocer el alcance de las hipotecas subprimes, un aumento de la producción de petróleo y la apreciación del yuan chino. La respuesta de los actores implicados es previsible según sus intereses porque ya no está tan claro como antes que Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón puedan presionar a la banca, a China y a los productores de petróleo, entre ellos al ruso Putin que responsabiliza a la OTAN de la escalada militar o al venezolano Chávez que desafía a la todopoderosa Exxon Mobil norteamericana. Y en Munich, el primer ministro de Turquía, Recep Tayip Erdogan, asegura que sus tropas seguirán actuando en el norte de Irak contra los kurdos del PKK hasta que ganen. Erdogan ha puesto en valor a su país al afirmar que la adhesión a la Unión Europea es necesaria por el bien del mundo entero. No cabe duda de que Turquía, por muchos motivos, es estratégica para la seguridad mundial, aunque no tanto como la economía