ACS fija en Iberdrola la clave para liderar el futuro energético

La constructora ACS, propietaria del 12,5% de Iberdrola -el 5,2% a través de derivados- y del 45,3% de Unión Fenosa, insiste en protagonizar la reestructuración del sector energético español. El presidente del grupo, Florentino Pérez, hizo caso omiso de las manifestaciones del presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, quien ha acusado al grupo constructor y de servicios de ser, no un accionista leal, sino su «principal competidor», así como de sembrar la inestabilidad en la compañía desde el día de su incorporación. Pérez afirmó que «Iberdrola es una palanca estratégica para un proceso de consolidación». «Si podemos, vamos a jugar esa oportunidad», declaró, para añadir que su deseo es llevar a cabo esos planes de consolidación «junto al resto de socios y desde el respeto a todos los accionistas, grandes y pequeños». Los inversores no parecieron tomar en cuenta estas manifestaciones. La acción de ACS cerró plana, a 33,6 euros. Por el contrario, el título de Iberdrola sufrió castigo, al retroceder el 1,6%, hasta 9,66 euros, en una jornada bursátil alcista, por el impulso de los bancos. Los ahorradores optaron por desprenderse de acciones de la eléctrica, por entender que se diluyen las inmediatas expectativas de ganancia derivadas de una guerra de opas. En la presentación de resultados anuales a los analistas, el presidente de ACS observó que estas vísperas electorales no son el mejor momento para emprender proyectos. Por eso dejó caer que los movimientos se producirán cuando el gobierno que salga de los comicios defina la política energética. Es el mismo breve plazo que se ha tomado la francesa EDF que, tras entrar en contacto con ACS, también se declara ahora partidaria de esperar a que pase el 9 de marzo. Una demora que tiene su lógica, porque el grupo galo siempre ha dicho que quiere contar con el visto bueno de los poderes locales. Para el presidente de Iberdrola, esta postura es reveladora en sí misma de los modos de actuar del gigante francés. Galán repite que EDF actúa como una empresa pública, pidiendo permiso al Gobierno de turno, cuando a quien debe convencer es a los accionistas, y siempre en un marco de tratamiento simétrico entre los distintos países. EDF puede comprar Iberdrola en el mercado, mientras no puede producirse el movimiento contrario, por la propiedad estatal de la empresa gala. Florentino Pérez quiso atenuar las suspicacias levantadas por sus contactos con EDF. Tras reiterar que se someterá a las directrices de la política energética del Gobierno, añadió que sus planes pasan porque la mayor parte de los activos de Iberdrola queden en manos españolas. El actual Ejecutivo socialista se ha negado hasta ahora a una fusión de Iberdrola y Unión Fenosa, por la concentración de generación y mercado que hubiera supuesto.