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La patronal de las constructoras busca presidente en plena crisis

Publicado por
j.a.b. | madrid
León

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«Se busca ejecutivo con experiencia, buen conocedor de la construcción y bien visto por la clase política -en concreto, los inquilinos de La Moncloa hasta 2012-. Razón: sede de Seopan». Este bien podría ser el anuncio que la patronal del sector pondría en los periódicos para buscar esta primavera a su nuevo presidente, que habrá de sustituir al fallecido Enrique de Aldama, un ingeniero con amplia experiencia empresarial y que en sus tres años y medio en el cargo dejó el listón muy alto. Por ello, se quiere que su sucesor también cuente con el beneplácito de las principales compañías, como Acciona, Ferrovial, FCC (ACS-Dragados), OHL o Sacyr-Vallehermoso. Ha pasado más de medio año desde la muerte de Aldama (16 de septiembre de 2007), que también ostentaba una de las vicepresidencias de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), pero no ha sido hasta después de las pasadas elecciones generales cuando en el seno de la patronal han acometido de manera decidida la tarea de su sucesión. Antes, bien por la falta de consenso sobre la figura de un candidato que debería gozar de un respaldo casi unánime entre las empresas -sobre todo, las de mayor tamaño-, bien por la teórica incertidumbre sobre el color del próximo Gobierno, prefirieron dejar pasar el tiempo, con la vista puesta también en la entrada en vigor a finales de abril de la controvertida Ley de Contratos del Sector Público. La idea de la patronal, aunque todavía no existe una resolución firme al respecto, es que el nuevo presidente ocupe su cargo en mayo, lo más tardar a principios de junio e incluso sin descartar que todo pudiera adelantarse a finales de abril. El motivo de estas aparentes prisas -en comparación con la lentitud anterior, que convirtió al vicepresidente Julián Núñez en jefe temporal- es que Seopan pretende hacer llegar a corto plazo un documento al Ejecutivo, a través del Ministerio de Economía, con sus propuestas para reavivar la actividad de un sector que, pese a su desaceleración del último año -tornada en crisis para su actividad inmobiliaria-, aún es el principal motor del país, al que aporta, por ejemplo, 2,5 millones de empleos.