La ministra de Vivienda cierra la puerta de las ayudas a los promotores
La semana pasada fue Pedro Solbes y ayer, la ministra de Vivienda, Beatriz Corredor, quien lanzó un enorme jarro de agua fría a los promotores. El mensaje fue claro y directo: no habrá ayudas del Estado para salvar a las empresas del ladrillo, que atraviesan una profunda desaceleración. Corredor dejó claro que «las soluciones a la construcción no deben distraer los limitados recursos públicos, destinados a facilitar el acceso a un piso digno a las familias con menos recursos». Los empresarios, por su parte, mantienen que lo peor aún está por venir y que su actividad resulta fundamental para la marcha de la economía. Beatriz Corredor -que hasta hace poco se mostraba incluso dispuesta a negociar una suerte de quid pro quo con los promotores- siguió al pie de la letra el mensaje del vicepresidente económico en su comparencia el pasado jueves en el Congreso de los Diputados. Nada de ayudas, ni de desgravaciones a la compra de segundas residencias, ni de subvenciones para que las promotoras salven la papeleta. El dinero del Estado no es para eso: «El propósito del Gobierno no es impedir de forma artificial el ajuste del sector». La ministra de Vivienda subrayó que junto a los siempre limitados dineros públicos existe otro bien escaso que no se debe derrochar, el propio suelo. «Construir viviendas por encima de las necesidades es un desperdicio de recursos», afirmó.