La FAO revela que los precios de los alimentos se disparan un 53% en un año por la fuerte demanda
Los precios de las materias primas agroalimentarias no le van a la zaga al fuerte encarecimiento del petróleo, pues si el llamado oro negro se ha encarecido más de un 80% en un año, las primeras se han disparado un 53% en el mismo período. Así lo recoge un informe publicado ayer en varias capitales europeas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), donde sus responsables admiten que la situación actual es «preocupante», entre otras cosas, porque la esperada disminución de esas tarifas será bastante menor de la prevista y, además, «limitada», pues habrá que compaginar la necesidad de reponer las reservas con el aumento de su utilización. A esta situación se ha llegado por varios factores, según constataron las cooperativas agrarias españolas (CCAE) durante su asamblea anual celebrada en Madrid. Así, junto a los factores «especulativos» denunciados por todos los profesionales del campo y los efectos de la política energética encaminada a potenciar a los biocarburantes -que, según el Gobierno, ha tenido en esa problemática «un peso bastante menor del que se le adjudica»-, citaron el incremento de los costes de producción y el crecimiento de la demanda en países emergentes, que precisamente antes eran abastecedores del mercado mundial, como los casos de China y Rusia. Ante este panorama, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE estudiarán en la próxima cumbre de Roma (3-5 de junio), entre otros temas, los elevados precios de los alimentos -que, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), continuarán altos durante los diez próximos años-. Los Veintisiete debatirán varias recomendaciones al respecto, como aumentar la producción alimentaria a escala mundial. Sobre ello se manifestó el secretario de Estado del Medio Rural y Agua, Josep Puxeu, quien abogó por que ese alza sea «a corto plazo» del 50% «si no se quiere caer en una situación de crisis o de hambrunas en algunas zonas del planeta», las más desfavorecidas. No obstante, reconoció que las posibilidades de crecimiento son más altas en los países occidentales.