Los analisistas creen que desde ya el Pacto de Estabilidad se aplicará con flexibilidad
Los países de la UE actúan a la desbandada para proteger el ahorro
La reunión del sábado en París ha indignado a varios países y ha generado confusión
Europa ha caído en el desconcierto y la presidencia francesa de la UE está complicando más las cosas con iniciativas como la del sábado de convocar a los miembros europeos del G-8 para pactar una estrategia coordinada contra la debacle financiera que vive el continente, que ha irritado a no pocos socios comunitarios y que ha introducido mayor confusión, si cabía, en la articulación de una respuesta institucional a la crisis. La mención, en las conclusiones de la minicumbre, de que «la aplicación del Pacto de Estabilidad y de Crecimiento (PEC) debería reflejar las circunstancias excepcionales que atravesamos, en aplicación de las reglas del Pacto», ha sido interpretada en amplios entornos como un compromiso para flexibilizar la aplicación de la disciplina presupuestaria en la Eurozona, asumido «a cuatro» y cuando uno de esos cuatro, además, ni siquiera es miembro del euro. No es una interpretación descabellada, pues el acopio de cuantiosos recursos públicos para hacer frente a las sucesivas crisis bancarias, va a tener un reflejo en las cuentas de los Estados miembros concernidos. Francia, por ejemplo, se estaba acercando peligrosamente a la barrera del 3% de déficit presupuestario contemplada por el PEC ya antes de los reflotamientos bancarios acometidos. El país encara un desbordamiento de ese límite. Fuentes diplomáticas precisaron, que la presidencia francesa mantiene en todos sus extremos la aplicación estricta del Pacto de Estabilidad, tal y como este aparece redactado tras la reforma de 2005. El portavoz de la Competencia, Jonathan Todd, ha reconocido en múltiples ocasiones estos últimos días que la intervención de un banco por parte de un Gobierno no merece la consideración de ayuda de Estado. Y el lunes por la tarde, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, era aún más explícito. En una declaración manifestaba que «nuestras reglas sobre el mercado interior, sobre ayudas de Estado y aún sobre el pacto de estabilidad y crecimiento están previstas para hacer frente a este tipo de situaciones excepcionales. Por supuesto que aplicaremos las reglas con la flexibilidad necesaria». Pocos minutos antes, y ante la desbandada de comportamientos nacionales en el muy sensible tema de la garantía de los depósitos bancarios, la presidencia francesa de la UE había forzado una declaración conjunta de los 27, a la que se sumó también Barroso, en la que los líderes manifiestan su determinación de «tomar las medidas necesarias para proteger el sistema (financiero) y a los depositantes». «Todos los dirigentes de la UE -asegura el comunicado-, declaran que cada uno de ellos adoptará todas las medidas necesarias para asegurar la estabilidad del sistema financiero, ya sea mediante la inyección de liquidez procedente de los bancos centrales, por medidas concretas sobre determinados bancos o por dispositivos reforzados de protección de depósitos». «Todos los dirigentes de la UE declaran que cada uno de ellos adoptará las medidas para asegurar la estabilidad del sistema» COMUNICADO DE LA UE