Las huelgas xenófobas siguen en el Reino Unido mientras se busca una solución
efe | londres
Las huelgas contra la contratación de trabajadores extranjeros continuaron ayer en el Reino Unido, mientras siguen las negociaciones para buscar una solución y el Gobierno se afana por evitar una campaña proteccionista y antieuropea.
Cientos de empleados volvieron a manifestarse en la refinería de Lindsey, en North Lincolnshire (norte de Inglaterra), que la semana pasada fue el detonante de los paros que se han extendido en instalaciones similares del país en solidaridad con esos compañeros.
En apoyo de esa huelga, unos 600 personas secundaron hoy un paro espontáneo en la central eléctrica de Langage, cerca de Plymouth (sur de Inglaterra), al tiempo que se emprendieron acciones similares en otras cuatro plantas energéticas del país.
Las movilizaciones, que ya han afectado a una veintena de instalaciones, estallaron después de que Total anunciase que la empresa italiana Iem se adjudicaba el contrato para construir una nueva unidad de procesado en Lindsey.
Extranjeros
Un centenar de italianos y portugueses trabajan actualmente en la planta, pero se espera que el próximo mes lleguen 300 obreros más, pues Irem quiere su propia fuerza laboral, integrada principalmente por mano de obra de esas dos nacionalidades.
Los trabajadores británicos han tildado de «escandaloso» la elección de empleados foráneos y han exigido al primer ministro británico, Gordon Brown, que cumpla su promesa hecha el pasado año de garantizar «empleos británicos para los trabajadores británicos».
El llamado Servicio de Arbitrio y Conciliación (Acas), convocado por el Gobierno para mediar en el conflicto, presidió hoy las negociaciones entre Total, Irem y los sindicatos, si bien no precisó cuánto pueden durar unas conversaciones que parecen complicadas.
Desde el Ejecutivo, el ministro de Empresa, Peter Mandelson, abogó por no gastar energías en «la política de la xenofobia» para aprovecharlas mejor en la lucha contra la recesión económica.