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El impacto de una morosidad del 8% del riesgo crediticio se dejará sentir en las cuentas de resultados

El Gobierno y el sector financiero preparan ya un rescate bancario

El Banco de España cree que las provisiones que se han atesorado se agotarán en 2010

El grupo bancario Lloyds registró una caída del 75 por ciento frente al año anterior

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madrid
León

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El sistema financiero español, que ha superado sin quebranto la fase más aguda de la crisis internacional -”que se ha llevado por delante a gigantes como Royal Bank of Scotland o Citigroup-” empieza a mostrar signos de fatiga. El Gobierno, el Banco de España y el sector ya se preparan para un empeoramiento de la situación, y analizan las opciones por si hubiera que llevar a cabo alguna operación de rescate bancario. Todos ellos se inclinan por actuar, adaptándose a las nuevas circunstancias, según el modelo que permitió capear graves episodios de crisis en la segunda mitad del pasado siglo. En la medida en que las provisiones atesoradas en época de bonanza se agoten, quedará el recurso al salvamento conjunto, con ayuda del Fondo de Garantía de Depósitos.

«Siempre que se pretendía atacar a la banca diciendo que, cuando todas las empresas iban mal, los bancos iban cada vez mejor, mi respuesta fue que era cuestión de esperar. Si las empresas andan mal, los activos bancarios acabarán siendo malos y, aunque los resultados de explotación de los bancos sean, a primera vista, satisfactorios, la necesidad de aprovisionar los activos fallidos se comerá una parte creciente de esos resultados». Así resumía Rafael Termes, presidente de la Asociación Española de Banca Privada (AEB) en el crítico periodo 1978-1990, las pistas que permiten detectar futuros problemas.

Y es que los riesgos aumentan, como advirtió el gobernador del Banco de España la pasada semana. La morosidad ha crecido mucho, y se disparará en los próximos meses, cuando se agoten las vías que muchas entidades están utilizando para diluirla, la principal de ellas la adjudicación de inmuebles, con lo que promotores o compradores de viviendas se liberan de sus débitos. En los mercados mayoristas donde se abastecen bancos y cajas ya hay dinero, pero cada vez más caro. Todas esas dificultades repercuten en un drástico recorte del negocio. Ya sea por desconfianza excesiva, o por una actitud de prudencia ante los riesgos, la actividad de las entidades se ha reducido considerablemente. Y, en paralelo, los beneficios generados.

Hasta ahora, el sistema español ha capeado el temporal, e incluso recibido elogios de autoridades mundiales, gracias al mecanismo de provisiones que, en tiempos de vacas gordas, estableció el Banco de España haciendo oídos sordos a las quejas del sector. Cuando se superó la crisis de 1993, el supervisor determinó que los bancos y cajas tenían que realizar reservas proporcionales a la expansión de su negocio. Ya no se trataba sólo de cubrir potenciales fallidos, sino de considerar que cualquier prestatario podía pinchar en el futuro.

Las exigencias de provisiones que primero se llamaron estadísticas, luego anticíclicas y finalmente genéricas, se suavizaron con el tiempo. Y ahora hemos entrado en la fase en la que bancos y cajas han empezado a echar mano de esos fondos para aliviar las exigencias de provisiones específicas que, estas sí, tienen que responder de los créditos impagados.

Fuentes del sector calculan que la hucha de las provisiones genéricas se agotará en 2010 o incluso antes, de manera que el impacto de una morosidad que puede llegar al 8% del riesgo crediticio se dejará sentir en las cuentas de resultados. Y alguna entidad, en situación más vulnerable, puede necesitar ser rescatada antes de ese plazo.

Antes, incluso, que el colchón de las provisiones, las autoridades económicas y el supervisor español establecieron el Fondo de Garantía de Depósitos como otra fórmula para hacer frente a las crisis bancarias. La experiencia acumulada en operaciones de salvamento ha llevado a refinar tanto la institución como el procedimiento. La clave del mayor o menor éxito en la superación de las dificultades reside en que responsables económicos y el sector financiero colaboraron estrechamente para sacar a flote a los bancos y cajas con problemas.