Diario de León

El Gobierno anuncia que penalizará con más impuestos las rentas del capital

Zapatero reitera su disposición a modificar la deducción de 400 euros en el IRPF y asegura que no introducirá cambios en el Impuesto de Sociedades

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

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césar calvar | madrid
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Las rentas del capital y las plusvalías, es decir, todas aquellas ganancias que no provengan de la actividad directa de los trabajadores y las empresas, serán las principales perjudicadas por la subida de impuestos que prepara el Gobierno. José Luis Rodríguez Zapatero avanzó ayer lunes algunos detalles de la reforma tributaria para el 2010. Los dividendos procedentes de la inversión, beneficios por ventas de acciones, intereses derivados de depósitos bancarios a plazo, rentas por arrendamientos e incluso las ganancias por transmisiones de inmuebles, que ahora tributan al tipo único del 18%, podrían ver alteradas las condiciones de su gravamen.

En Estocolmo, tras reunirse con el primer ministro sueco y presidente de turno de la UE, Fredrik Reinfeldt, el jefe del Ejecutivo anunció que el Gobierno estudia introducir cambios tributarios en las rentas del capital. También reiteró su disposición a modificar la deducción de 400 euros en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), introducida en 2008 para fomentar el consumo y que, según sus cálculos, cuesta al Estado 6.000 millones de euros.

El Gobierno planteará en las próximas semanas estas reformas a los grupos políticos del Congreso de los Diputados, con quienes deberá llegar a un acuerdo que le permita sacar adelante la ley de Presupuestos del Estado para el 2010. A falta de conocer más detalles, Rodríguez Zapatero insistió en que «no se van a tocar» los tipos que gravan las rentas provenientes del trabajo ni los tramos del IRPF. Es decir, quiso dejar claro que ningún asalariado tendrá que pagar el año que viene más por lo que ingresa fruto de su empleo.

Su afirmación es discutible, toda vez que la sola eliminación de la deducción de los 400 euros ya equivale a mayor carga tributaria para muchas familias, que verán aumentadas las retenciones.

Las empresas quedan fuera. El presidente del Gobierno aseguró que el coste social de esta recesión tampoco recaerá sobre las empresas. En ese sentido, reiteró que no introducirá cambios en el Impuesto de Sociedades, más allá de la ya anunciada rebaja para las pequeñas y medianas empresas que mantengan la plantilla y creen nuevos puestos de trabajo.

El Gobierno dispone de pocas opciones para penalizar a las rentas del capital, que desde la reforma fiscal del 2006, que entró en vigor en la declaración del IRPF del 2007, tributan al tipo único del 18%. Una de ellas, la más sencilla, sería incrementar unos puntos el tipo impositivo del 18%, una decisión que podría suponer un castigo extra para el accionista que invierte sus ahorros en una empresa a largo plazo y sin fines especulativos inmediatos.

La segunda posibilidad, más complicada, sería volver al sistema antiguo, en el que todas estas ganancias tenían un gravamen diferenciado en función de su origen y del plazo en el que fueran obtenidas.

El Ejecutivo deberá, en todo caso, actuar con cautela para no desequilibrar la estructura de los impuestos ni desincentivar una inversión ahora más necesaria que nunca.

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