Revista
Las antepasadas de Palat
María Edén Fernández Suárez
En el año 931, pegado a su palacio real, Ramiro II mandó construir para su hija Elvira un monasterio, que puso bajo la advocación de San Salvador, el que salva. En él ingresaron infantas leonesas, que construyeron una vida dedicada al conocimiento. Fue el origen de lo que sería San Isidoro. Un lugar del culto a la razón. Entorno a ese palacio real, Palat del Rey, y su iglesia, creció una parroquia, un barrio y un cementerio. Esos huesos milenarios siguen vivos. Y cuentan cómo fue aquella vida, aquella época. Silenciadas durante tanto tiempo, ahora se sabe que las mujeres del barrio, como las infantas, no eran contemplativas. Trabajaban. Y duro. Otra mujer, la antropóloga física María Edén Fernández, deja que sus huesos, que conservan la huella de lo que padecieron, hablen. Que cuenten cómo vivieron. Esta es la historia