«Si perdemos la esperanza, morimos»
Redacción
La primera vez que Robert Waisman decidió contar su historia fue en 1984 cuando un profesor dijo a sus alumnos que el Holocausto no existió: él fue uno de los niños supervivientes del campo de concentración de Buchenwald e insiste en la necesidad de saber hasta dónde puede llegar el odio para evitarlo.