Los ciudadanos de Ucrania votan hoy para librarse de la hégira de Moscú
Los votantes, que darán según las encuestas la espalda a Yúshenko, confían en que las elecciones presidenciales estabilicen de una vez la situación
Seguidores gritan consignas durante un mitin de campaña del candidato Viktor Yanukovich.
Muchos ucranianos esperan que las elecciones presidenciales de hoy, a las que se presentan 18 candidatos, pongan fin a cinco años de turbulencias, enfrentamientos, crisis política y económica.
Los expertos, sin embargo, vaticinan un descenso significativo de la participación con respecto a las presidenciales de 2004, cuando ganó el actual presidente Víctor Yúshenko y empezó la época de inestabilidad.
Después de la Revolución de las rosas de 2003 en Georgia, el entonces presidente ruso, Vladímir Putin, juró que impediría que el ejemplo cundiese. Al año siguiente, en Ucrania se celebraron comicios presidenciales y Moscú logró que su hombre de confianza, Víctor Yanukóvich, que venía de dirigir el Gobierno, le arrebatase la victoria a Yúshenko. Pero hubo que recurrir al fraude, la maniobra quedó al descubierto y la gente salió a la calle. La llamada Revolución naranja forzó la repetición de las votaciones y ganó Yúshenko.
Tenía el rostro desfigurado por la acción tóxica de una dioxina sintetizada en un laboratorio ruso. El veneno le fue suministrado durante una cena. Dos revueltas populares en el transcurso de un año en su patio trasero era algo que Moscú no podía tolerar. Así que el placaje al que fue sometido Yúshenko por parte de Putin fue inmisericorde. Valga como indicador la evolución del precio del gas que Ucrania compra a Rusia. En 2005 les costaba 50 dólares cada mil metros cúbicos y ahora supera los 300. Pero la culpa del fracaso de Yúshenko no la tiene solamente el Kremlin. Contra la corrupción en Ucrania no se ha hecho nada.