Diario de León

La vida del opositor cubano Fariñas peligra por efecto de una infección

Sus familiares aseguran que «sigue firme» en su idea de continuar con la huelga de hambre y sed hasta que sean liberados 26 presos de conciencia que están enfermos

El doctor Iglesias transporta a Guillermo Fariñas la última vez que fue hospitalizado.

El doctor Iglesias transporta a Guillermo Fariñas la última vez que fue hospitalizado.

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m. l. de guereño | la habana
León

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No hay respiro para el régimen castrista. Una infección bacteriana ha empeorado la salud del ex militar y periodista opositor Guillermo Fariñas al extremo de que su vida corre peligro, según informó ayer su médico personal, Ismeli Iglesias. Sin embargo, sus allegados aseguran que «sigue firme» en su determinación de continuar su huelga de hambre y sed hasta que sean liberados 26 presos de conciencia enfermos.

Licet Zamora, portavoz de Fariñas, precisó que «tiene una infección generalizada producto del estafilococo áureo. La temperatura le ha subido a 40,5 º, le tuvieron que sacar el catéter por donde recibía alimentación parenteral, está siendo tratado con antibióticos pero está muy débil y dolorido, tiene temblores y dolor en los hombros y las articulaciones, así cómo cólicos y deposiciones en la madrugada. Sin embargo, su ánimo sigue alto y está consciente y orientado».

La salud de Fariñas es una nueva zozobra para el gobierno de Raúl Castro, cuestionado desde hace más de un mes por violar los derechos humanos tras una serie de acontecimientos encadenados: A la muerte de Orlanzo Zapata Tamayo tras una huelga de hambre de 85 días, le siguió la de Fariñas, y después fue por los actos de repudio contra las Damas de Blanco, esposas de los disidentes apresados en la primavera del 2003, en sus 7 días de marchas para reclamar su liberación.

El gobierno de Raúl Castro denuncia una «campaña mediática» orquestada por Estados Unidos y los gobiernos de derecha a quienes acusa de financiar a los grupos de oposición, que en ningún momento reconoce como tales sino que tacha de «mercenarios» y «asalariados del imperio (EE.UU.)». Mientras tanto, la izquierda isleña trata de arrimar el hombro en defensa del aparato, aunque se elevan algunas críticas pero tratando de ser constructivas desde dentro y pidiendo cambios.

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