Rescatan al equipo de Jesús Calleja, que rodaba una ruta en la zona volcánica
La expedición de Desafío extremo, cercana ya a su principal objetivo, el Eyjafjallajökull, se topó, literalmente, con la columna de humo de más de 20 kilómetros de altura que emergía de las profundidades del volcán.
Borrascas, ventiscas y una escasísima visibilidad provocaron que el pequeño equipo no pudiera ver claramente el terreno por el que progresaban, y mucho menos la amenazadora nube que se alzaba sobre ellos, los únicos seres humanos que se hallaban recorriendo esas latitudes. Ante esta nueva erupción, mucho más violenta que la primera, ocurrida el pasado 21 de marzo, la incertidumbre de su magnitud, el peligro de que el volcán Katla despertara también y el altísimo riesgo tóxico del humo volcánico se hizo imprescindible su evacuación en helicóptero. Rescate que se vio dificultado por un súbito cambio de viento, que arrastró la columna de humo hasta su posición.
Afortunadamente, todo salió bien y tanto Jesús como Emilio Valdés, cámara de Desafío Extremo, y el explorador polar Ramón de Larramendi se encuentran a salvo -”aunque incomunicados-” en una población cercana.
Consecuencias. El Eyjafjallajökull entraba en una nueva fase en la medianoche del 14 de abril, provocando un nuevo estallido de fumarolas y un aumento vertiginoso del caudal de los ríos próximos. Todo el sur se halla alerta ante las posibles inundaciones por el deshielo de los glaciares y ante los efectos devastadores de las nubes de humo.
El gran peligro de la erupción del volcán Eyjafjallajökull y de su vecino Katla, no se halla en la lava que brota de las profundidades, ya que ésta sigue cauces que desembocan al mar. El verdadero peligro y el motivo por el que se evacúa con tanta celeridad a la población son las Jökulhlaup, la riadas provocadas por el deshielo de los glaciares.
Estos dos volcanes (y la mayoría de los volcanes islandeses) se encuentra bajo glaciares gigantes. Cuando el volcán entra en erupción derrite el glaciar provocando riadas que pueden tener más caudal que el mismo Amazonas. Se producen muy rápidamente, apenas dos horas desde la primera erupción.