Sarkozy plantea a la comisaria Reding que se lleve los gitanos a Luxemburgo
Berlusconi y Merkel apoyan al presidente francés que planta cara a la Comisión Europea en la víspera de la cumbre de jefes de Estado de la UE prevista para hoy en Bruselas
Los diputados franceses protestan durante la sesión de la Asamblea Nacional para debatir el retraso
Francia está comenzando a pagar un precio elevado por su política de expulsión de gitanos. Tras las incendiarias declaraciones el martes de Viviane Reding, que ayer juzgaban excesivas sus correligionarios del PPE en la Eurocámara, su compañero en la Comisión Michel Barnier, fuentes de la Cancillería alemana y destacadas voces de la escena política gala, la jornada registró una escalada verbal en la que intervinieron, con su indelicadeza habitual, Nicolás Sarkozy y, por alusiones, el ministro luxemburgués de Exteriores, Jean Asselborn. En medio del alboroto, Barroso se vio en la necesidad de salir en amparo de su comisaria (que también es vicepresidenta de la Comisión), vilipendiada en círculos franceses próximos a Sarkozy, con lo que los principales actores terminaron haciéndose presentes en la escena, bajo unos focos que habían eludido con gran denuedo estas últimas semanas.
El asunto, a final y probablemente para disgusto de todos, será abordado hoy por los Jefes de Estado o de gobierno de la UE a instancias de Nicolas Sarkozy, durante una cumbre extraordinaria convocada en Bruselas hace meses para debatir asuntos de política internacional.
Las formas desbordaron al fondo: ayer, la discusión estaba más centrada en lo que parece un exceso verbal de la comisaria (traer a colación las exacciones nazis con las minorías, cuando se criticaba la expulsión de gitanos de Francia), que la cuestión en sí. Sarkozy no ayudó precisamente a calmar los espíritus, al recomendar a la comisaria que sea Luxemburgo, el país de origen de Viviane Reding, el que de cobijo a las caravanas de gitanos que abandonan Rumania y Bulgaria por carecer allí de futuro.
Asselborn, el ministro luxemburgués de Exteriores, se vio en la necesidad de recordarle a Sarkozy que la comisaria no hablaba como luxemburguesa, sino en tanto que comisaria de la UE.
En la polémica también intervinieron el primer ministro italiano Berlusconi y la canciller alemana Merkel, que apoyaron a Sarkozy.