Diario de León

Bush se presenta como un «disidente» opuesto a la guerra librada en Irak

Todavía siente «náuseas» al pensar que no aparecieron armas de destrucción masiva

Ejemplares de las memorias del ex presidente George W. Bush, «Decision Points».

Ejemplares de las memorias del ex presidente George W. Bush, «Decision Points».

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efe | washington / londres

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El ex presidente de EE.UU. George W. Bush dijo ayer, en su primera entrevista televisiva tras dejar la Casa Blanca, que fue una voz «disidente» en su Gobierno contra la guerra en Irak, aunque finalmente decidió apoyarla. «Era una voz disidente. No quería utilizar la fuerza» contra Irak, dijo ayer Bush en una entrevista con el presentador Matt Lauer, de la cadena de televisión NBC.

Las declaraciones llegaron un día antes de la publicación de sus memorias «Decision Points» (Momentos decisivos) que ya están a la venta.

Bush dice que todavía siente «náuseas» cuando piensa que no se encontraron armas de destrucción masiva en Irak, el argumento que se utilizó para justificar la invasión del país en el 2003. Aun así, insistió en su entrevista con NBC que el mundo «está definitivamente mejor» sin Sadam Husein.

Esas declaraciones son similares a los comentarios de sus memorias, en las que dice que «pese a todas las dificultades que siguieron (a la decisión de invadir Irak) EE.UU. es un lugar más seguro sin un dictador homicida que perseguía armas de destrucción masiva y respaldaba el terrorismo en el corazón de Oriente Medio».

La obra de 481 páginas mezcla lo personal y lo político al arrancar, por ejemplo, con un capítulo en el que Bush explica su decisión de dejar de beber en 1986. Eso se mezcla con la invasión de Irak, sus decisiones durante la crisis financiera del 2008 y los motivos por los que autorizó la asfixia simulada («waterboarding») a terroristas.

En declaraciones al diario británico The Times , Bush reconoce que tres personas fueron sometidas a esas prácticas, que él justifica porque ayudaron a frustrar sendos atentados contra el aeropuerto de Heathrow y la zona de Londres conocida como Canary Wharf. Bush confirma haber autorizado el recurso a la asfixia simulada para sacar por la fuerza información a Jalid Sheij Mohammed, el cerebro de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos y dice que fue la decisión «correcta».

En el libro, Bush escribe que «esos interrogatorios ayudaron a frustrar los complots para atacar sedes diplomáticas norteamericanas en el extranjero, el aeropuerto de Heathrow y Canary Wharf en Londres así como toda una serie de objetivos en EE.UU.».

En la obra el ex presidente reconoce varios errores, como la mala gestión de la catástrofe que siguió al huracán Katrina que asoló la ciudad de Nueva Orleans en el año 2005.

En el caso de Irak dice que lamenta «no haber respondido de forma más rápida y enérgica» cuando la seguridad en el país comenzó a deteriorarse tras la caída del régimen de Sadam Husein y añade que «recortar el nivel de tropas demasiado rápidamente» fue el mayor fallo en la ejecución de la guerra.

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