Acción de gracias con pavo y tofu

Ave arriba ave abajo, los estadounidenses dan cuenta hoy en su habitual cena de Acción de Gracias de cuarenta y siete millones de pavos convenientemente aderezados con cientos de toneladas de salsa de arándanos, pastel de calabaza y boniatos.

Los datos facilitados por el Departamento de Agricultura establecen un nuevo récord, si bien la noticia que ayer dio la vuelta al mundo es que Barack Obama, en un gesto de magnanimidad sin precedentes y ante decenas de periodistas, indultó no a uno sino a dos ejemplares -”Sidra y Manzana se llaman-” en el tradicional acto de perdón presidencial que se celebra cada víspera de Thanksgiving en los jardines de la Casa Blanca.

Con estas contradicciones en mente, activistas vegetarianas se plantaron al otro lado de la verja de la mansión para hacer una sonora campaña a favor el pavo de tofu, una alternativa culinaria ante lo que consideran la «crueldad» de comer pavo en una fecha tan señalada. «Se trata de elegir entre algo que no es cruel y un cadáver en medio de la mesa», declararon los activistas.

En los últimos años, Peta (Personas por un Tratamiento Ético de los Animales) ha aprovechado el gancho mediático del acto de perdón protagonizado por el presidente de EE.UU. para tratar de ganar más adeptos a su causa. Su página web ofrece un decálogo de razones para reducir lo que para ellos es una masacre injustificada. La razón más importante para no poner un pavo en la mesa es que se trata de «animales inteligentes, con personalidad y carácter, totalmente conscientes del mundo que los rodea», explica el experto avícola de la Universidad Estatal de Oregon, Tom Savage.

Como tampoco se trata de dejar de celebrar la tradición, los vegetarianos ofrecen «menús alternativos» sin necesidad de sentir nostalgia por su sabor. Uno de los principales opciones es el Tofurky, un pastel de trigo, relleno de tofu y verduras, que según sus defensores, unido a la salsa de arándanos sabe «igual que el pavo de verdad».