Diario de León

Intentos desesperados para controlar Fukushima

Los seis reactores de la central nuclear provocan emergencias continuas

Imagen facilitada ayer por la empresa operadora de la central nuclear de Fukushima.

Imagen facilitada ayer por la empresa operadora de la central nuclear de Fukushima.

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maribel izcue | tokio
León

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El deterioro de un reactor tras otro en la central de Fukushima aumentó ayer el temor a un desastre nuclear, sin que los desesperados intentos de los trabajadores para controlar la radiación hayan dado hasta ahora resultado.

La incertidumbre y la alarma rodean la situación en la planta nuclear 1 de Fukushima (Daiichi), donde los problemas se encadenan desde el seísmo y el tsunami que sacudieron el noreste de Japón el día 11 y causaron graves daños en su sistema de refrigeración.

Sus seis reactores de agua en ebullición provocan emergencias continuas y los empleados de Tepco, la operadora de la central, trabajan contrarreloj desde hace cinco días para tratar de combatir el sobrecalentamiento, hasta ahora sin éxito y en medio de una fuerte radiación.

Buena parte de los esfuerzos de contención se centraron ayer en la unidad número 3, de la que ayer por la mañana salían columnas de humo o vapor que, en un principio, se sospechó provenían de la propia vasija de contención del reactor.

Ya entrada la noche y después de innumerables especulaciones sobre el posible alcance de los daños, el portavoz del Gobierno, Yukio Edano, aseguraba que la posibilidad de un deterioro grave del contenedor del reactor «es baja».

Niveles. Sin embargo, durante un momento el nivel de radiactividad en la zona llegó a alcanzar un alarmante nivel de 10.000 microsievert por hora y ello obligó a evacuar temporalmente a los empleados, que regresaron cuando descendió la radiación.

A última hora del miércoles unos 200 operarios y expertos esperaban aún en uno de los edificios de la planta mientras los expertos estudiaban cómo continuar con la inyección de agua marina para bajar la temperatura los reactores más afectados, según la televisión nacional NHK.

Hasta ahora, las operaciones para enfriar los reactores 1, 2 y 3 han fallado; las unidades 4, 5 y 6 estaban apagadas cuando tuvo lugar el seísmo, pero contienen piscinas con barras combustible atómico usado que pueden sobrecalentarse en caso de evaporarse el agua y emitir nubes radiactivas si se incendian.

En la unidad 4 se produjo ayer un fuego por combustión de hidrógeno (tal y como había ocurrido la víspera) que luego remitió, aunque los fuertes niveles de radiactividad impidieron a los trabajadores acercarse.

Las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) de Japón enviaron a la zona un helicóptero militar cargado con agua salada para arrojarla desde el cielo sobre el lugar, pero la misión tuvo que ser finalmente abortada ya que las radiaciones eran demasiado elevadas incluso para esa operación. El nivel máximo de radiactividad para trabajar en una situación de emergencia en una central está normalmente establecido en 100 milisievert anuales, pero ante la crítica situación en Fukushima la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón la elevó hasta 250 milisievert, según la televisión pública NHK.

Cada operario, no obstante, permanece muy poco tiempo expuesto a este nivel de radiactividad, con operaciones rápidas -"que pueden ser de segundos-" a fin de minimizar el riesgo.

Pese a las serias dificultades para controlar la planta de Fukushima, el Gobierno insistió ayer en que los niveles de radiactividad más allá de un radio de 20 kilómetros de la central no suponen aún un riesgo inmediato para la salud.

NHK emite continuamente partes sobre la situación en la central, las mediciones de radiactividad y el parte meteorológico con la dirección del viento, que ayer soplaba del noroeste, empujando el vapor de la central hacia el Océano Pacífico.

En la ciudad de Fukushima, situada a unos 70 kilómetros de la central, se medían ayer hasta 21,4 microsievert por hora, un nivel que, sin llegar a ser perjudicial para la salud, se encuentra muy por encima de los 0,02 microsievert habituales en esa ciudad, según NHK.

En Tokio, en el popular barrio de Shinjuku, la radiación se situaba en la tarde de ayer en unos 0,16 microsievert por hora, un nivel que, según las autoridades de la capital, está muy lejos de ser dañino: se calcula que una persona recibe, en condiciones normales, una media de 2.400 microsievert al año.

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