Diario de León

Gadafi dice que el norte de África es ya zona de guerra

El líder libio amenaza con una respuesta militar y con atacar el Mediterráneo

Funerales de milicianos y civiles fallecidos en los ataques sobre la ciudad de Bengasi, poco después

Funerales de milicianos y civiles fallecidos en los ataques sobre la ciudad de Bengasi, poco después

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efe | argel

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El líder libio, Muamar el Gadafi, amenazó ayer a las fuerzas aliadas con una respuesta militar y aseguró que el Mediterráneo y África del norte se han convertido en «una zona de guerra», en un mensaje de audio difundido por la televisión estatal.

En un mensaje de apenas cuatro minutos, el líder libio anunció que los depósitos de armas libios «se abrirán inmediatamente para armar a la población con el fin de defender al país».

«El pueblo libio llama a los pueblos de las naciones árabe e islámica, así como a los de Latinoamérica, Asia y África a apoyar a los héroes del pueblo libio», aseveró.

Asimismo, dijo que tras los ataques llevados a cabo ayer por la coalición internacional, «de ahora en adelante estarán expuestos al peligro los intereses de los países», en supuesta referencia a los países miembros de la alianza que han acordado la intervención.

«Ésta es una agresión imperialista cruzada capaz de desatar una guerra cruzada generalizada», recalcó e insistió en que «hay que abrir todos los arsenales y armar al pueblo (libio) con todo tipo de armas para que defiendan a Libia y a su honor».

Gadafi subrayó que Libia usará su derecho de autodefensa conforme al artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas y resaltó que las operaciones aliadas son «injustificables» y «darán nacimiento a una guerra de religiones».

La breve intervención de Gadafi fue emitida de forma abrupta por la televisión libia, aunque la había anunciado con antelación. El canal interrumpió su programación y difundió el mensaje de audio, con el fondo de una imagen del palacio de Gadafi en Trípoli destruido por la aviación estadounidense en 1986.

Sólo después del mensaje el presentador dijo: «Éste era el líder... el señor de Libia».

Desafíos. Absolutamente decidido a llegar hasta el final en su lógica guerrera, Muamar el Gadafi lanzó ayer, antes de su intervención televisada, sus fuerzas al asalto de Bengasi, bastión de los rebeldes y símbolo de la insurrección contra el régimen de Trípoli, en un claro desafío a la comunidad internacional y a la resolución 1973 de Naciones Unidas. Esta ciudad, la segunda en importancia del país magrebí, donde saltaron las primeras chispas de la «revolución del 17 de febrero», fue durante la madrugada de ayer, el escenario de intensos bombardeos aéreos y terrestres y de una tentativa de incursión por vía marítima.

En su ataque, las fuerzas leales a Gadafi utilizaron carros de combate, rampas de lanzamiento de misiles Grad y artillería pesada, mientras los aviones de combate han bombardeado diversos puntos de la ciudad, aseguraron testigos presenciales a la cadena de televisión catarí Al Yazira.

Obuses de gran calibre cayeron ayer por la mañana sobre el complejo deportivo de la ciudad, sobre un campamento de la Cruz Roja libia y cerca de un hotel repleto de periodistas, según las mismas fuentes.

El presidente del Consejo Transitorio libio, Mustafá Abdeljalil, señaló a Al Yazira que con las primeras luces del alba, los hospitales y las clínicas privadas de Bengasi se habían visto «desbordadas» por el número de muertos y heridos.

Sorprendidos por esta fulgurante ofensiva, los rebeldes intentaron oponer resistencia con un avión MIG 23, recuperado en la toma de Bengasi en el pasado mes de febrero, con el objetivo de bombardear las posiciones de los gadafistas, pero ha sido abatido y se ha estrellado en la principal avenida de la ciudad.

No obstante, los rebeldes se reorganizaron y contraatacaron a las tropas gubernamentales inflingiéndoles duras pérdidas, según fuentes de los sublevados.

El ministerio libio de Defensa negó, por su parte, cualquier ataque sobre Bengasi, y afirmó que las fuerzas armadas estacionadas en los arrabales de la ciudad «respetando» al alto el fuego decretado por Trípoli, el viernes, han sido atacadas por «bandas terroristas afines a Al Qaeda», por lo que su reacción ha sido de autodefensa. El jefe de la diplomacia libia, Moussa Koussa, fue todavía más lejos al intentar «lavar» el régimen de Trípoli de las acusaciones de genocidio contra civiles en Bengasi, apelando a la ONU a enviar una misión de observadores del alto el fuego. «Hemos anunciado un alto el fuego, prueba de que Libia ha respondido positivamente a las decisionens de la ONU. Hemos también redoblado nuestro compromiso de respetar la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU en mensajes dirigidos al secretario general de Naciones Unidas y a los miembros del Consejo», enfatizó en una declaración a la prensa ayer por la mañana, antes de la operación militar.

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