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EE.UU. anticipa que Gadafi dejará el poder pero el Ejército aún se resiste

El Pentágono cree que la presión puede hacer que caiga el régimen del coronel

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efe | washington

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EE.UU. consideró ayer que el objetivo político de la operación en Libia puede cumplirse y la presión hacer que caiga el régimen de Muamar el Gadafi, aunque en el frente militar las fuerzas están aún lejos de desmoronarse y Washington descarta el envío de tropas de tierra. El mismo día en que la Otan asumió bajo la operación Protector Unificado el mando completo de las operaciones militares en Libia, los máximos responsables del Pentágono y el «número dos» del Departamento de Estado defendieron ante el Congreso la intervención estadounidense.

El Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, se muestra satisfecho con los resultados logrados en ambos frentes, aunque con algunos matices. El subsecretario de Estado, James Steinberg, consideró ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes que la deserción del ministro libio de Asuntos Exteriores, Musa Kusa, representa «una indicación» de que las medidas de presión impuestas sobre el régimen de Gadafi «pueden tener éxito».

Cuando «abandona alguien como él, que ha estado durante tanto tiempo con Gadafi, es una fuerte señal de que ya no hay más futuro» en ese régimen, sostuvo. La Casa Blanca indicó que el abandono de Kusa representa «un golpe significativo para el régimen» y demuestra que quienes rodean a Gadafi «entienden que el sistema se desmorona».

Menos eufóricos. Menos eufóricos se mostraron ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara Baja, el secretario de Defensa, Robert Gates, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen, quienes, aunque coincidieron en la valoración de que Gadafi acabará abandonando el poder, no se aventuraron a predecir cuándo llegará ese momento. El titular del Pentágono reiteró que la operación militar en Libia «no incluye el derrocamiento del régimen de Gadafi», pero que desde su punto de vista ese objetivo final se logrará «con el tiempo» con medidas políticas y económicas.

Influirá también que la misión liderada por la Otan puede seguir, y lo hará, degradando la capacidad militar del régimen hasta tal punto que el líder libio y aquellos que le rodean tengan que tomar una decisión diferente, sostuvo Gates. Eso «podría contribuir a que se fracture algo la unidad de su propio Ejército» e impulsar la caída del régimen, aseveró Gates, quien puntualizó que «nadie puede predecir cuánto tiempo llevará eso».

Hasta ahora, la coalición internacional ha reducido a un 20 ó un 25 por ciento las capacidades militares de las fuerzas de Gadafi, según Mullen. Sin embargo, el poder militar de las tropas del régimen de Gadafi en tierra es todavía diez veces mayor que el de los rebeldes, advirtió. Por eso, el régimen libio «aún no va a desmoronarse desde el punto de vista militar», aseguró. Es aquí donde entra en juego el objetivo político más amplio de la operación en Libia: el de lograr que Gadafi se marche.

Según el diario The New York Times , la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ha insertado operativos en Libia que buscan recopilar datos que faciliten los ataques militares aéreos y entablar contactos con la oposición libia, de la que EE.UU. sabe poco. El mayor problema de los rebeldes es la falta de organización y conocimientos en el combate, pues apenas un millar de ellos cuenta con entrenamiento militar, según Mullen.

Parece claro para EE.UU. que la oposición libia necesita entrenamiento y asistencia, pero Gates dejó claro que «otros deberían encargarse» de esa labor.