Tres muertos en el tercer día de protestas en Afganistán
Las revueltas por la quema de un Corán en EE.UU. dejan más de veinte fallecidos
Tres personas murieron ayer y decenas resultaron heridas en Afganistán en el tercer día de protestas contra la quema de un ejemplar del Corán en una iglesia estadounidense, que se han cobrado más de una veintena de vidas desde el viernes. Entre 3.000 y 4.000 personas salieron a las calles en las provincias de Nangarhar, Kapisa, Kandahar, Badakshan y Parwan, dijo el portavoz del ministerio afgano de Interior, Zemarai Bashary.
Los sucesos más graves, como ya ocurrió este sábado, tuvieron lugar en la ciudad de Kandahar, donde los manifestantes prendieron fuego a un puesto de la policía de tráfico, lo que causó la explosión de una bombona de gas que dejó varios heridos. «Un policía y dos civiles han muerto en las protestas de Kandahar. Hay otro agente en estado crítico en el hospital», dijo el portavoz del Gobierno de la provincia de Kandahar, Zalmai Ayubi, quien elevó a cuarenta el número de heridos.
Este sábado, al menos nueve manifestantes murieron por disparos de la policía en la ciudad, en el marco de las protestas contra la quema pública de un ejemplar del Corán el pasado 20 de marzo en una iglesia de Florida por parte de dos pastores evangélicos. Según Ayubi, quien al inicio mantuvo que las protestas fueron «pacíficas», ayer todas las carreteras fueron cortadas y las tiendas no llegaron a abrir sus puertas en la ciudad, la más importante del sur del país.
En el distrito de Panjwai, de la misma provincia, las manifestaciones fueron violentas, y los manifestantes arrojaron piedras a las fuerzas del orden e hirieron a tres policías. Además, cientos de estudiantes salieron a las calles en la provincia oriental de Nangarhar, con la petición de una acción judicial contra los responsables de la quema del Corán, informó el portavoz del Gobierno provincial, Ahmad Zía Abdulzai.
«Este suceso (la quema del Corán) debería ser condenado por el presidente, el Senado y el Congreso de EE.UU. Deberían posicionarse para evitar que se repita», afirmó ayer en un comunicado el presidente afgano, Hamid Karzai. Hasta ahora, una veintena de personas -entre ellas siete empleados de la ONU- han muerto en Afganistán víctimas de las protestas.