el final de bin laden | respuesta internacional
Europa contiene la alegría
«Nos hemos despertado en un mundo más seguro». El presidente de la Eurocámara, el polaco Jerzy Burzek, condensó ayer en esta frase el sentimiento general que provocó en Europa la muerte de Bin Laden. Todos los mandatarios celebraron la «histórica» noticia, pero nadie quiso dar por terminada la guerra contra el terrorismo. Varios países optaron incluso por redoblar la vigilancia ante el riesgo de que alguna célula durmiente intente vengarse.
Reino Unido, el principal aliado de EE.UU. en las guerras de Irak y Afganistán, ordenó ayer a sus embajadas que extremen las medidas de seguridad. «Puede que algunos miembros de la red terrorista intenten demostrar que todavía están presentes», justificó William Hague, jefe del Foreign Office. La advertencia llegó apenas unas horas después de que Washington pidiera tanto a las fuerzas de seguridad como a los servicios secretos que reforzaran la vigilancia dentro y fuera del país.
La mayoría de los países occidentales siguieron el ejemplo norteamericano. Todos los mandatarios insistieron en la necesidad de no bajar la guardia, pero sin caer en el alarmismo. Alemania respiró «aliviada» tras conocer la noticia. Sarkozy fue uno de los más efusivos al felicitar a Obama y el secretario general de la Otan, Rasmussen, apuntó que se había conseguido cerrar el círculo de terror abierto el 11-S.