Diario de León

EE.UU., Afganistán y Pakistán apuestan por un «nuevo comienzo» sin Bin Laden

Los tres países muestran su voluntad de pasar página cuanto antes sobre lo ocurrido

Un agente de seguridad en la mansión del líder de Al Qaeda.

Un agente de seguridad en la mansión del líder de Al Qaeda.

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agus morales | islamabad
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EE.UU., Afganistán y Pakistán se han apresurado a apostar por un «nuevo comienzo» en su relación trilateral un día después de la muerte del líder de la red terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden.

Representantes de los tres países se reunieron ayer por primera vez desde la desaparición de Bin Laden, en un encuentro en Islamabad fijado con anterioridad a la desaparición del líder de Al Qaeda y en el que mostraron su voluntad de pasar página cuanto antes.

Tras el encuentro, el enviado especial de EE.UU. para Afganistán y Pakistán, Marc Grossman; el secretario paquistaní de Exteriores, Salman Bashir, y el viceministro de Exteriores afgano, Jaweed Luden, ofrecieron una rueda de prensa conjunta para exponer sus planes.

«Puede haber todas las conspiraciones que ustedes quieran, como, por ejemplo, que Bin Laden está vivo», dijo en tono irónico Grossman, ante las preguntas de los periodistas sobre las versiones, en ocasiones inverosímiles, que se han multiplicado acerca de las circunstancias que rodearon el fin del líder terrorista.

«La cooperación existió en el pasado y existe hoy. Pakistán ha sido una víctima del terrorismo», aseveró Grossman, quien defendió la versión oficial sobre la operación que puso fin a Bin Laden -”ejecutada por militares norteamericanos con la colaboración de la inteligencia paquistaní-”, que calificó de «logro conjunto».

Bashir rechazó las preguntas que ponían en cuestión la muerte de Bin Laden, y restó importancia a «quién» efectuó la operación, alrededor de la cual giran numerosas especulaciones en la prensa paquistaní, como la de que murió por disparos de uno de sus guardas.

«Intentamos mirar al futuro, el asunto de Osama Bin Laden es historia», declaró el secretario paquistaní de Exteriores, quien expresó el deseo compartido de que la desaparición del líder de Al Qaeda sirva para abrir «un nuevo comienzo» en la región.

«Pakistán ha hecho gala de una sólida cooperación antiterrorista y ha hecho grandes sacrificios. Ha sido un asunto prioritario. No permitiremos que nuestro territorio sea usado por terroristas», remachó Bashir.

Según la agencia estatal APP, el viceministro afgano compartió los deseos de avanzar en la cooperación y lamentó que su país haya sido «el centro de la guerra contra el terrorismo durante una década», en alusión a la invasión de EE.UU. tras los atentados del 11-S, reivindicados por Al Qaeda, cuyo líder se encontraba entonces en Afganistán.

Luden destacó que Bin Laden tenía «en sus manos sangre de afganos inocentes» y comentó que su país, este año más que nunca, se halla cerca de una «visión de paz», en aparente alusión al empujón que quieren dar las autoridades al diálogo con los grupos insurgentes.

Con anterioridad a la muerte de Bin Laden, Afganistán y Pakistán habían puesto en marcha una asamblea de paz conjunta para dialogar con el movimiento talibán y otros grupos armados y buscar una salida política a la guerra en territorio afgano.

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