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Bin Laden planeaba otro 11-S

El jefe de Al Qaeda, con un papel más destacado del que se le suponía, tenía la intención de colocar bombas en puentes para descarrilar trenes en Estados Unidos

KAMIL KRZACZYNSKI

Publicado por
juan p. nóbrega | nueva york
León

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Tras analizar los valiosos archivos informáticos y otros documentos incautados en el escondite donde Osama Bin Laden fue ejecutado, los servicios de inteligencia estadounidenses han concluido que el jefe de Al-Qaeda ha jugado un papel mucho más destacado del que se suponía en la preparación de ataques terroristas en los últimos diez años.

La CIA también ha revelado que durante meses se sirvió de una vivienda alquilada a pocos metros de la ocupada por Bin Laden para controlar y fotografiar a residentes y visitantes de la mansión. La información destilada poco a poco por altos responsables de la Administración Obama desmonta la creencia de que la intensa presión norteamericana en Afganistán había logrado cortar las vías de comunicación entre la cúpula de la organización yihadista y sus afiliados alrededor del mundo. Lejos de quedar relegado como mero inspirador de nuevos ataques, Bin Laden se hallaba en contacto de manera periódica con la red que había creado. Entre el material más relevante hallado en Abbottabad figura un plan para atacar trenes de pasajeros en suelo estadounidense.

Notas escritas a mano en un pequeño cuaderno datadas en febrero del 2010 establecieron el objetivo de colocar bombas en un puente ferroviario para descarrilar trenes en EE.UU., barajando como fechas posibles los días de Navidad y Año Nuevo, el día en que el presidente pronuncia el discurso del Estado de la Unión o el décimo aniversario del 11 de septiembre, a celebrar este año. Las mismas fuentes oficiales puntualizaron, no obstante, que las notas se hallan en un estado muy preliminar y no existen evidencias de una trama específica.

A tenor de los documentos escritos traducidos del árabe y otras piezas de información, los investigadores no albergan dudas sobre que Bin Laden había eludido con cierto éxito el asfixiante cerco policial internacional y estaba en óptimas condiciones para dirigir atentados. «En absoluto era una figura decorativa», declaró un responsable del Gobierno no identificado a The New York Times. «Ha seguido elaborando planes como siempre. Y ha dispuesto de los recursos necesarios para transmitir sus ideas sobre objetivos a otros líderes de su organización».

Precauciones. El equipo de la CIA que se había apostado en la casa alquilada cercana a la que ocupaban los terroristas extremó las precauciones para evitar su detección, no solo por parte de los sospechosos a los que vigilaban sino de los poco fiables policía y servicios secretos paquistaníes. Desde su privilegiada posición y ocultos detrás de un espejo, los expertos de la agencia utilizaron la tecnología más avanzada en materia fotográfica para que no se les escapara ningún movimiento. Con otro sofisticado sistema de escuchas trataron de detectar conversaciones dentro de la casa e interceptar llamadas telefónicas. Un potente radar instalado en un satélite buscó posibles túneles de escape. Con todo, la operación de espionaje tuvo sus límites: durante el largo periodo de pesquisas los agentes de la CIA vieron que un hombre daba paseos casi diarios en el amplio jardín del campamento. Lo llamaban el «caminante», pero nunca fueron capaces de confirmar si se trataba de Bin Laden.

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