La CE no va a restringir la libre circulación por las presiones de París y Roma
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, negó ayer que haya propuesto restringir la libertad de circulación de personas en la UE de Schengen como pedían Francia e Italia a raíz de la ola de inmigración llegada a Europa tras las revueltas en el norte de África.
En un debate en la Eurocámara, la mayoría de grupos políticos acusaron directamente a Barroso de dejarse presionar por Roma y París, que estarían intentando contentar al electorado de extrema derecha, según criticaron los grupos socialistas, liberales o la Izquierda Unitaria Europea.
La mayoría del Parlamento Europeo (PE) criticó la iniciativa presentada por la CE para restaurar las fronteras interiores, en contra de los principios básicos del Tratado de libre circulación de Schengen. La crítica más directa contra Barroso fue la del presidente del grupo liberal, el belga Guy Verhofstad, que denunció que la gestión de la inmigración en las revueltas del norte de África «se ha convertido en un partido de ping pong entre Francia e Italia, en el que el perdedor ha sido Schengen».
El eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar subrayó que el acuerdo de la Europa sin fronteras es un «símbolo» de la UE y advirtió que la Comisión ha tomado la «dirección equivocada» para resolver la situación.
Los ministros del Interior de los Veintisiete discutirán por primera vez junto a la comisaria de Interior, Cecilia Malmstrom, la propuesta presentada por la CE.