FIN DE TRES LUSTROS DE IMPUNIDAD
Mladic, 15 años escondido, protegido y considerado por muchos un héroe
El exgeneral serbobosnio Ratko Mladic, uno de los hombres más buscado de los Balcanes, ha logrado eludir a la justicia durante más de 15 años, una hazaña sólo posible gracias al apoyo de una red de colaboradores que, durante un tiempo, tuvo conexiones también en altas esferas del poder en Serbia. Pese a que en 1996 el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) ya emitió una orden de captura, Mladic siguió teniendo una apacible vida protegido por el régimen del autoritario presidente serbio Slodoban Milposevic, caído en 2000. En esa época hubo apariciones de Mladic y se dejó ver en partidos de fútbol e incluso siguió viviendo en su domicilio de Belgrado. Con la caída de Milosevic, se perdió la pista de Mladic, que sólo reapareció ayer, en una aldea a 100 kilómetros de Belgrado.
Mladic no vivía allí con un nombre inventado, como informaron algunos medios en un primer momento tras su captura, sino que tenía un documento de identidad, aunque caducado, y no estaba disfrazado. Durante estos años, las autoridades serbias fueron acusadas de amparar a Mladic, inculpado del genocidio de Srebrenica y del brutal asedio a Sarajevo durante los tres años y medios de la guerra bosnia. La propia exfiscal del TPIY Carla del Ponte afirmó en varias ocasiones que Mladic permanecía escondido en Serbia. En junio de 2005, el jefe de los servicios secretos militares de la entonces federación que formaban Serbia y Montenegro, Svetko Kovac, confirmaba que el general vivió hasta el año 2002 en su casa en el barrio belgradense de Banovo Brdo, y que a veces se alojaba también en algunas instalaciones del Ejército.
Con la llegada al poder del primer ministro reformista Zoran Djindjic y luego del europeísta Boris Tadic a la Presidencia del país, la búsqueda de Mladic se intensificó. Serbia ya estaba decidida a apostar por una Unión Europea (UE) que le ponía como requisito esencial la captura de los criminales de guerra prófugos de la Justicia. Tadic siempre ha insistido en que las autoridades serbias hacían todo lo posible por arrestar a esos acusados y, en 2008, la detención de Radovan Karadzic, presidente serbobosnio durante la guerra, fue una clara muestra de la determinación de colaborar con el TPIY. Los registros domiciliarios de familiares, colaboradores e incluso de la casa de la esposa de Mladic se sucedieron durante años, en un intento de encontrar pistas en el círculo de colaboradores que protegía al exgeneral.
Se considera que el número de personas que ayudaban a Mladic a esconderse se ha ido reduciendo y que el final quedó en un pequeño núcleo, posiblemente de sus familiares. Pese a la orden internacional de búsqueda y captura, el exgeneral sigue siendo considerado por muchos serbios como un héroe de guerra. Una encuesta publicada la semana pasada indica que sólo el 7 % de los serbios estaría dispuesto a delatar el paradero de Mladic, pese a la suculenta recompensa de 10 millones de dólares que ofrecían las autoridades serbias por su captura. Ese sondeo muestra que el 51 % de los serbios no revelaría el escondite de Mladic, el 40 % lo considera un héroe y sólo el 34 % estaría de acuerdo con su arresto.
Entre quienes consideran a Mladic un héroe o, al menos, un patriota, se cuenta el ultranacionalista Partido Radical Serbio (SRS), que se opone a la cooperación con el TPIY, y que señalaba ayer que el arresto de Mladic es un " acto indignante ". Algunas organizaciones " ultras " habían asegurado que protestarán por su captura. La policía ha aumentado las medidas de seguridad en Belgrado, escenario en el pasado de choques violentos, tras la captura, en 2008, de Radovan Karadzic, otro serbobosnio en la cabeza de la lista de acusados del TPIY. El analista serbio Dejan Anastasijevic consideró, sin embargo, poco probable que haya incidentes violentos ahora que la situación política en Serbia ha cambiado y porque también han bajado las tensiones reinantes por la independencia de Kosovo. " Creo que las autoridades sienten ahora mucho menos peligro claro y directo de que una oleada de gente pueda salir y demoler Belgrado ", según Anastasijevic.