CEREMONIA OFICIAL EN BARCELONA
La Unión por el Mediterráneo renueva su liderazgo con el objetivo de influir en la primavera árabe
El nuevo secretario general de la Unión por el Mediterráneo (UpM), el diplomático marroquí Youssef Amrani, ha tomado este martes posesión de su cargo en un acto en el palacio de Pedralbes de Barcelona --donde tiene su sede el organismo--, con el objetivo de que el organismo, que agrupa a la Unión Europea con los países de la ribera sur del Mediterráneo, asuma un papel destacado en la primavera árabe. Al acto han asistido los ministros de Asuntos Exteriores de España, Francia y Marruecos, Trinidad Jiménez, Alain Juppé y Taieb Fassi Fihri, respectivament, además del president de la Generalitat, Artur Mas.
Amrani sustituye al jordano Ahmad Masadeh, primer secretario general de la UpM, que dimitió el pasado enero tras ejercer durante apenas un año. El nuevo dirigente, que hasta hace poco ocupaba el cargo de secretario general del Ministerio de Exteriores marroquí, fue elegido el pasado mes de mayo. La UpM, una iniciativa lanzada en el 2008 por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y que bebe del Proceso de Barcelona, no pasa por su mejor momento.
La segunda cumbre que debía reunir en Barcelona a los jefes de Estado y de Gobierno de sus 43 miembros ha sido aplazada en dos ocasiones por la falta de avances en el proceso de paz de Oriente Próximo y sigue sin tener fecha. Las aspiraciones de España España aspiraba a asumir la copresidencia de la UPM junto a un país del sur y suceder así a Francia y Egipto, los países sobre los que cayó esta responsabilidad en los dos primeros años de la organización.
Sin embargo, los deseos de España se toparon con la oposición de Bélgica y otros países, que preferían que fuera el país que ejerce la presidencia de turno de la UE cada semestre el que asumiera esa responsabilidad. Finalmente, y tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, se decidió que fuera la UE como institución la que copresidiera la organización, en lugar de un Estado miembro en concreto, para facilitar que los Veintisiete hablaran con una voz única. España desistió entonces de dar esta batalla, pero ha logrado que un español, el diplomático Bernardino León, sea nombrado enviado especial para el sur del Mediterráneo y los procesos de transición en los países árabes.