ESCÁNDALO EN EL REINO UNIDO
Una exclusiva macabra
Amanda Dowler nunca sabrá que fue una de las víctimas del escándalo de las escuchas telefónicas que sacude al Reino Unido. En marzo del 2002, cuando volvía del colegio, en el sur de Londres, Milly, como la llamaba su familia, desapareció.
Un centenar de policías se lanzó a la búsqueda de la chica de 13 años, cuya foto estaba de pronto en todos los hogares. Los padres pidieron por televisión ayuda a los ciudadanos, pero los esfuerzos resultaron vanos. El cuerpo descompuesto aparecería seis meses más tarde en un bosque.
El portero de un club nocturno fue condenado el pasado mes por el crimen. Durante los días angustiosos que siguieron a su desaparición, los padres de Milly llamaron repetidamente al móvil de su hija. No hubo respuesta, pero el buzón de voz tampoco se llenaba. Eso les hizo pensar que quizás Milly estuviera viva.
Lo que en realidad ocurrió fue mucho más macabro. En aquellas horas vitales, un detective privado, Glenn Mulcaire, pinchó el teléfono de la desaparecida y estuvo escuchando los mensajes que le dejaban la familia y los amigos.
Cuando el buzón se llenó, el detective borró sin el menor escrúpulo varios de los mensajes para poder dejar espacio a otros nuevos. Mulcaire trabajaba para el sensacionalista News of the World, del grupo Murdoch, que dirigía Rebekah Brooks y perseguía la exclusiva de un caso que acaparaba la atención nacional.
El detective hacía trabajos de este tipo para la publicación, lo que le costó seis meses de cárcel junto al periodista Clive Goodman dos años después de que estallara el escándalo en el 2005.
El entonces director Andy Coulson había dejado el periódico para convertirse en el jefe de prensa del entonces líder de la oposición, el conservador David Cameron. Con él se instaló después en Downing Street, pero a medida que se fue conociendo la envergadura del espionaje telefónico su posición se hizo insostenible. En enero de este año dimitió del cargo.
Hasta ahora se habían confirmado decenas de pinchazos a miembros de la realeza, deportistas, políticos, modelos, actores y gente de la farándula. El grupo Murdoch ha pagado indemnizaciones millonarias a los damnificados, en acuerdos alcanzados fuera de los tribunales.
Con Milly, sin embargo, el escándalo toma un giro mucho más siniestro. Al haber interceptado su móvil y borrar varios mensajes, no solo se dieron falsas esperanzas a los padres, sino que se interfirió la labor policial.
La historia no sería un caso aislado. Los agentes que investigan las escuchas se han puesto en contacto con los padres de otras dos niñas asesinadas, también en el 2002, en la localidad de Soham.
El caso se debará hoy en sesión extraordinaria en la Cámara de los Comunes. Cameron, que contrató a Coulson a pesar de saber que estaba salpicado por el escándalo, afirma estar « horrorizado ». Brooks, máxima responsable de News of the World en la época del espionaje, dice no saber nada de un asunto que le parece « casi increíble ».