«Debéis morir, debéis morir todos»
Breivik el autor del tiroteo causó el terror entre los jóvenes
Anders Behring Breivik, un joven de 32 años, materializó el viernes los planes que se ocultaban tras su irreconocible amenaza. Primero, reventó con un coche bomba las oficinas del Gobierno en Oslo y, a continuación, inició una cacería de jóvenes en la isla de Utoya.
Breivik disfrazado de policía pidió intervenir para ofrecerles la información de última hora y realizar algunos chequeos de seguridad. El pistolero empezó a disparar de forma indiscriminada y alcanzó de lleno a muchos jóvenes.
«¡Quién demonios es ese payaso!», espetaron algunos jóvenes que se encontraban en otros puntos de la isla al escuchar el tiroteo. Decenas de jóvenes corrían despavoridos mientras Breivik disparaba sin piedad. La mayoría de ellos pensaron que lo más seguro sería lanzarse al agua e intentar nadar hasta la orilla del lago. Muchos jóvenes tuvieron tiempo para desvestirse antes de sumergirse, pero otros lo hicieron con la ropa puesta.
«Acercaos, tengo información importante. Acercaos, no hay nada que temer», gritaba el pistolero en su recorrido por la isla. Breivik persiguió de forma metódica a sus víctimas.
«Debéis morir, debéis morir todos», clamó Breivik en su enloquecida de búsqueda de más sangre. Algunos testigos aseguran que remató sistemáticamente a varios jóvenes en el suelo para asegurarse de que no seguían vivos. En total, 85 personas murieron en Utoya, la tradicional cantera del Partido Laborista. Las fuerzas de seguridad seguían inspeccionado la isla en busca de nuevos cuerpos y se debatía el envío de un minisubmarino para colaborar.