El autor confeso de los atentados en Oslo «está loco», según su abogado
Breivik se ve como un guerrero y por ello justifica lo que hizo y no se siente culpable
El abogado de Anders Behring Breivik, el autor confeso del doble atentado de Noruega, sugirió ayer que su defendido «está loco» y vive en un mundo paralelo, mientras las autoridades estudian encausarle por «crímenes contra la humanidad», penado con hasta 30 años de cárcel.
«Todo este caso apunta a que él está loco», contestó de forma escueta y algo tensa el abogado Geir Lippestad en un encuentro con los medios, en el que relató públicamente los primeros contactos con el ultraderechista e islamófobo. Por su parte, las investigaciones prosiguieron su curso y la policía reveló por la tarde la filiación de las primeras víctimas mortales confirmadas.
Mientras, el fiscal Christian Hatlo estudia la posibilidad de imputar a Breivik «crímenes contra la humanidad». En este caso, la pena podría ascender a 30 años, once más que el máximo previsto en la actualidad en el código penal para los crímenes terroristas.
Valoraciones. Lippestad apuntó que «aún es demasiado pronto» para hacer cualquier valoración definitiva sobre el estado mental de su cliente y remitió a los exámenes psicológicos que le van a practicar en los próximos días al menos dos especialistas. El abogado agregó que Breivik se ve «como un guerrero» y cree que está en «estado de guerra», por lo que siente justificadas sus acciones, que ve como «necesarias», aunque «Occidente no las entienda» en la actualidad.
«Espera que esto (el doble atentado) desencadene la guerra, una revolución en Occidente», indicó después de señalar que Breivik había consumido «drogas» antes de la tragedia. Asimismo, el abogado reiteró que su defendido afirma que su organización cuenta con «dos células» en Noruega y varias más en otros países, algo que la policía sigue investigando. Lippestad asintió afirmativamente al ser interrogado sobre si su cliente esperaba que sus células prosiguiesen en el futuro su trabajo. «Odia a cualquier persona que no sea un extremista. Odia a cualquiera que sea demócrata y que defienda los valores democráticos», subrayó el abogado. «No lo puedo describir. Él no es como ninguno de nosotros», dijo.
Sin embargo, le retrató como una persona con una «visión de la realidad muy rara» y «muy difícil de explicar», alguien «muy frío», que vive en «una burbuja», y que habla en exceso de su «manifiesto», el documento de 1.500 páginas con sus pensamientos que difundió a través de internet horas antes de los atentados.
Breivik, que se encuentra en vigilancia especial para que no intente suicidarse, le ha reconocido a su abogado que esperaba que los medios estuviesen ayer en su comparecencia ante el juez, pues «quería explicar por qué» hizo explotar un coche bomba contra los edificios del Gobierno en Oslo y luego tiroteó a unas cien personas en el campamento de las juventudes socialdemócratas.