POLÉMICA EN FRANCIA
La exjueza del 'caso Bettencourt' acusa a Sarkozy de haber recibido dinero negro
La jueza francesa Isabelle Prévost-Desprez, que llevó el caso Bettencourt sobre la presunta financiación ilegal de la campaña electoral de Nicolas Sarkozy, asegura en un libro que un testigo clave vio a la máxima accionista del imperio L'Oréal, la multimillonaria Liliane Bettencourt, entregar sobres con dinero al presidente de Francia.
En el libro Sarko m'a tuer, escrito por dos periodistas de Le Monde, la magistrada y vicepresidenta del tribunal de Nanterre que se ocupó del caso que provocó la dimisión del ministro de Presupuesto Eric Woerth asegura que los testigos tienen 'miedo de hablar sobre Sarkozy en el proceso verbal' y añade que 'uno de ellos me dijo que vio entregas en metálico a Nicolas Sarkozy'.
Según el diario Libération, que este miércoles publica extractos del libro, que sale a la venta este jueves, el testigo al que alude la jueza Prévost-Desprez es la enfermera de la octogenaria millonaria. Las acusaciones de esta testigo coinciden con las que lanzó durante el juicio la que fuera contable de Bettencourt, Claire Thiboult, quien también afirmó que Sarkozy recibió dinero negro de L'Oréal para su campaña a la presidencia de Francia. La tesorería de la campaña la gestionaba Woerth.
El Elíseo ha desmentido esta información de forma rotunda y ha afirmado que las palabras de Prévost-Desprez son 'alegaciones escandalosas, infundadas y falsas. Sin embargo, la primera secretaria del Partido Socialista francés, Martine Aubry, ha pedido este miércoles, tras conocer las acusaciones de la jueza, que se abra una nueva investigación del caso Bettencourt.
'Pienso que se va a abrir una nueva investigación. Es lo que pasa normalmente en un país donde la justicia es independiente y libre. Cuando una alegación está en la plaza pública, debe tener lugar una nueva investigación', ha argumentado Aubry.
Sospechas de trato fiscal favorable Isabelle Prévost-Desprez tuvo que dejar el caso Bettencourt en otoño del 2010, cuando el asunto fue trasladado al tribunal correccional de Burdeos. 'Había que desposeerme (del caso) por todos los medios. Era imperativo desembarcarme' de la investigación, afirma la magistrada en el libro.
El escándalo Bettencourt estalló en el 2009, cuando a partir de un cisma familiar entre la multimillonaria y su hija, que la acusaba de dilapidar su fortuna, salieron a la luz más de 20 horas de grabaciones clandestinas registradas por el mayordomo de la heredera de L'Oréal.
Las grabaciones, con las que se pretendía probar que el fotógrafo Françoise Bettencourt-Meyers se aprovechaba del dinero de la anciana, desembocó en un escándalo con ramificaciones político-financieras que salpicaron al entonces ministro de Presupuesto, Eric Woerth, y a la propia Liliane Bettencourt, por evasión fiscal.
La justicia validó las cintas y se abrieron media docena de investigaciones que apuntaban a Woerth, que terminaron costándole el puesto tras descubrirse que su esposa trabajaba en la gestión de la fortuna de unos 17.000 millones de euros de Bettencourt, quien se supone pudo haberse beneficiado de un trato fiscal favorable.