Medvédev y Putin ‘se enrocan’ para retener el poder ruso
El presidente y el primer ministro se intercambiarán los cargos en el 2012.
La gran incógnita sobre quién gobernará Rusia los siguientes seis años tras las elecciones de 2012 se aclaró ayer: Vladímir Putin volverá al Kremlin y el actual jefe de Estado, Dmitri Medvédev, le sucederá al frente del Gobierno.
Apoyado ese enroque por el gobernante partido Rusia Unida, que agrupa a la burocracia del Estado ruso, nadie duda de que así será, ni siquiera la oposición. Preguntado los últimos meses sobre si se presentará o no de nuevo a la presidencia, Medvédev invariablemente pedía «mantener un poco más el suspenso». Él mismo fue ayer quien propuso a Putin como candidato a la presidencia de Rusia en las elecciones de marzo del 2012.
«Considero que sería correcto que el congreso apoye la candidatura del presidente del partido, Vladímir Putin, para la presidencia» de Rusia, dijo Medvédev ante los delegados de Rusia Unida (RU). La sala en pleno se alzó y volvió hacia Putin en unas «largas y estruendosas ovaciones», como solía definir la prensa soviética las reacciones de los congresos comunistas a las palabras de sus líderes.
Poco después, Medvédev expresó la seguridad de que Putin ganará las elecciones presidenciales. «Estoy convencido de que elegiremos a nuestro candidato y no a ningún otro», afirmó.
A cambio, el actual jefe del Gabinete de Ministros y desde ahora posible futuro presidente de Rusia expresó la esperanza en que Medvédev aceptará encabezar el futuro Gobierno.
Poco antes, Putin propuso «seguir la tradición» de que el actual jefe de Estado encabece la lista electoral de Rusia Unida en los comicios legislativos de diciembre, aceptada por Medvédev, quien dijo estar dispuesto a «dedicarse al trabajo en el partido» y a encabezar el futuro Gobierno.
Seguidamente, los integrantes del «tándem gobernante» se abrazaron en medio de nuevas ovaciones de la sala. Enfocado por las cámaras de televisión, Medvédev parecía retener el disgusto mal oculto y mantener las apariencias. Su asesor y mano derecha Arkadi Dvorkóvich fue más directo, al comentar en Twitter: «Pues sí, no hay motivo para la alegría», en respuesta a los numerosos comentarios sobre la promoción de la candidatura de Putin.
Dvorkóvich ni siquiera se presentó en el Congreso y explicó que «el Palacio de Deportes (de Luzhniki, donde se celebró el congreso de RU) es más apropiado para jugar al hockey».
Mientras, Putin aparecía radiante y aún más seguro de sí mismo que siempre. «Nadie en esta vida nos puede tumbar del caballo», dijo al iniciar su discurso, y, por si fuera poco, añadió que no ha perdido «la voz de mando» y hasta podría hablar sin megafonía, pese a las dimensiones del estadio.
Putin prometió aumento de salarios y facilidades para adquirir parcelas a los empleados del sector público.