Libres los 700 detenidos en Nueva York por protestar por la economía del país
Tras dos semanas contenidos por un fuerte dispositivo policial en torno a las angostas calles del edificio de la bolsa neoyorquina, los indignados de Wall Street dieron el sábado un espectacular golpe de efecto a su protesta contra la situación económica al lograr adentrarse en el supervigilado puente de Brooklyn e interrumpir el tráfico durante varias horas.
Aunque los manifestantes declararon que su intención era protestar en la vía habilitada para peatones y que fueron las propias fuerzas del orden quienes los «guiaron» hacia el nivel por el que circulan los vehículos, la imagen de los más de 700 detenidos, esposados con abrazaderas de plástico en lo alto del puente, ha quedado grabada como una demostración de que el movimiento está lejos de desvanecerse. No sólo en Nueva York se ha hecho más fuerte. En Los Ángeles, Boston, Chicago o San Francisco los pequeños grupos que habían imitado las acciones de Wall Street aumentan sus efectivos mientras los medios de comunicación —muy tibios en los primeros compases de las concentraciones— empiezan a dar más cobertura al asunto.
Dura actuación policial. Las autoridades municipales neoyorquinas no cesan de recibir quejas por las duras maneras con que la policía ha confrontado a los manifestantes en este último episodio. En un gesto destinado a calmar las aguas, casi la totalidad de los 700 arrestados fueron puestos ayer en libertad. El movimiento, por su parte, es consciente de que sus simpatías van en aumento por lo que el sábado se mantuvo muy activo con la celebración de varios foros y reuniones.
Desde las redes sociales, el grupo de protesta comparó las detenciones sobre el Puente de Brooklyn con las manifestaciones que tuvieron lugar en Seattle en 1999 contra la globalización mundial. «Hubo más de 600 detenidos entonces. La policía de Nueva York detuvo a más de 700 en cinco horas», subrayó el movimiento. Esto muestra también la impaciencia de grupos cruciales para la reelección de Obama.