Francia y Portugal combaten el paro con severos ajustes
Sarkozy aboga por el empleo a tiempo parcial y Lisboa rebaja los despidos.
Se intensifica la presión para que Mariano Rajoy eche a andar su reforma aboral. El paro, convertido en uno de los grandes lastres de las economías europeas, atenaza a varios Ejecutivos, algunos de los cuales ya han movido ficha. Francia y Portugal han sido los primeros en explorar una senda a la que España está condenada.
Nicolas Sarkozy anunció ayer medidas «radicales» para frenar el desempleo, centradas en el impulso del empleo a tiempo parcial y la formación. Lisboa, por su parte, dio luz verde a un contestado programa de ajustes que pasa, entre otras cosas, por reducir las indemnizaciones por despido y los días de vacaciones.
Nicolas Sarkozy, que se reunió con los agentes sociales durante más de cuatro horas, explicó después lo indefectible del ajuste, con continuas referencias a Alemania como el espejo en el que mirarse y aprender. Pasó, sin embargo, de puntillas sobre los aspectos más polémicos, una eventual subida del IVA para, con esos ingresos, rebajar las cotizaciones empresariales en pro de la contratación y la moderación salarial.
El presidente adelantó su determinación por contener un paro creciente en una Francia que pierde fuelle. Sarkozy detalló los quebraderos de cabeza del mercado laboral galo: la pérdida de competitividad, el paro juvenil y de larga duración, la baja movilidad laboral, el coste del empleo y el miedo a la deslocalización de empresas. Frente a eso, el Elíseo está dispuesto a aportar, al menos, 430 millones en políticas laborales con las que, sobre todo, mejorar la formación de todas las personas, las empleadas y las paradas. El impulso al alquiler, como acicate de la movilidad laboral será otro de los pilares de los próximos cambios. Francia aspira a potenciar el empleo a tiempo parcial y a mejorar la intermediación laboral. Sarkozy lanzó un claro mensaje a patronal y sindicatos: «en Alemania se han negociado muchos convenios colectivos en los que los esfuerzos demandados a las plantillas han tenido su contrapartida en el mantenimiento del empleo».
Portugal, azotado por la crisis de deuda desde hace ya tiempo y después de haber seguido los dictados europeos, traducidos en varios planes de ajuste, sigue apretándose el cinturón. El Ejecutivo del conservador Pedro Passos Coelho ha firmado con la patronal y el sindicato UGT una nueva vuelta de tuerca. Como contrapartida, se entierra una medida anunciada hace unos meses y que causó gran revuelo: la posibilidad de que las empresas pudieran exigir media hora más de trabajo gratuito al día. Entre las medidas adoptadas, la supresión de los tres días que los empleadores podían conceder a sus plantillas en ‘premio’ por su asistencia al trabajo o la reducción de los festivos.
Portugal, azotado por la crisis de deuda desde hace ya tiempo y después de haber seguido los dictados europeos sigue apretándose el cinturón. Como contrapartida, se entierra la posibilidad de que las empresas pudieran exigir media hora más de trabajo gratuito al día.