La comunidad internacional presiona a Rusia para condenar a Siria en la ONU

Las grandes potencias internacionales y los países árabes han incrementado su presión sobre Rusia en la ONU, donde apostaron porque el Consejo de Seguridad rompa el silencio ante la violencia en Siria y pida la salida del presidente Bashar al Asad, algo a lo que se opone Moscú. Los responsables de la Liga Árabe urgieron a ese órgano de la ONU que apruebe una resolución en apoyo a su plan de transición para Siria y que presione a Al Asad para que detenga la represión y abandone el poder. 

Pero Rusia, aliado de Siria, país al que suministra armas, no está por la labor. 'La realidad sobre el terreno demuestra que el baño de sangre no se ha detenido, que la máquina de matar está todavía en marcha y que la violencia se extiende', denunció el martes en la reunión del Consejo de Seguridad el primer ministro catarí, Hamad bin Jassim al Thani, en nombre de la Liga Árabe, representada también por su secretario general, Nabil al Arabi.

O favor del pueblo o en contra Ambos pidieron una rápida reacción del Consejo, es decir la aprobación de la resolución presentada la semana pasada por Marruecos con el apoyo de los países europeos más Estados Unidos, y un texto que, según fuentes diplomáticas, cuenta con una mayoría (al menos nueve votos a favor) para ser aprobada. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, fue más allá e instó a Consejo de Seguridad a no ser 'cómplice' de la prolongada ola de violencia que atraviesa el país.

'Tenemos que posicionarnos: O estamos al lado del pueblo sirio o somos cómplices de la prolongada ola de violencia que vive el país', subrayó la jefa de la diplomacia estadounidense. 'Ha llegado la hora de que la comunidad internacional deje a un lado sus diferencias y envíe un mensaje claro de apoyo al pueblo sirio', remachó. Rechazo del Kremlin 'Siria se opondrá firmemente a sus enemigos', respondió el embajador sirio, Bashar Jafari, tras oír la petición de la Liga Árabe, a la que acusó, junto a los países occidentales, de fomentar la crisis de su país.

Por su parte, Rusia reiteró su rechazo a la apuesta árabe y occidental, al señalar que 'el Consejo de Seguridad no puede imponer los parámetros de un acuerdo político interno, porque no tiene ese mandato'. El Kremlin defendió que 'las partes enfrentadas deben iniciar un diálogo por ellas mismas en lugar de ser intimidadas para ello'.