Romney también gana en el Oeste

Tras el tropezón en Carolina del Sur, Mitt Romney ha encadenado esta madrugada su segunda victoria consecutiva en la carrera republicana, un golpe de mano que le vuelve a situar como el indiscutible favorito para disputar la presidencia a Barack Obama en noviembre. El exgobernador de Massachusetts se ha impuesto cómodamente en los caucus de Nevada, la primera contienda celebrada en el oeste del país. Aunque solo estaban en juego 28 de los 1.144 delegados que se necesitan para obtener la nominación, su triunfo allana todavía más el camino para un mes de febrero que se presenta muy favorable a sus intereses.

Con casi la mitad del voto escrutado, Romney rondaba el 43% de los sufragios, seguido por Newt Gingrich (25%), Ron Paul (19%) y Rick Santorum (12%), que prácticamente no ha hecho campaña en el estado. El resultado final no ha sorprendido a nadie. Desde el 2008, cuando ya ganó aquí con una mayoría absoluta, Romney ha visitado docenas de veces el estado y ha mantenido viva su estructura organizativa de campaña, mejor engrasada económicamente que ninguna otra. También parece haberle beneficiado el perfil moderado de la mayoría del electorado republicano, la fractura de un Tea Party con menos poder que en otros estados y el activismo de los electores mormones que, según las encuestas a pie de urna, emitieron cerca de un cuarto de los votos.

Nueve de cada 10 eligieron a Romney. “No es la primera vez que me dáis vuestra confianza, pero esta vez voy a utilizarla para llegar a la Casa Blanca”, dijo a sus seguidores en un hotel de Las Vegas, que enarbolaban carteles con el eslogan “Nevada cree”. Tras desplegar su versión más agresiva en Florida para responder a los ataques de Gingrich, Romney parece haber recuperado los aires de autosuficiencia. Anoche pasó por alto a sus rivales republicanos y volvió a centrar su discurso en el presidente Obama. Frente a un auditorio entregado, le acusó de incumplir sus promesas económicas y agravar los problemas del país con medidas como la reforma sanitaria y financiera o la congelación del megaoleoducto canadiense Keystone XL.

El sector privado Ni siquiera le dio crédito por el notable repunte del empleo. “Aunque damos la bienvenida a las últimas buenas noticias sobre el empleo, hay que agradecerseló al espíritu de innovación de los estadounideses y al sector privado. No a usted, señor presidente”. Nevada tiene el mayor índice de paro (12.6%) del país, así como el de viviendas en proceso de ejecución hipotecaria, un tema que ha pasado de puntillas en estos cuatro días de campaña. A diferencia de Obama, que ha puesto en marcha planes para ayudar a refinanciar las hipotecas y frenar los deshaucios, Romney dijo en octubre que había que dejar al mercado inmobiliario seguir su inercia y “tocar fondo”, unas declaraciones que no parecen haberle pasado factura.

La gran incógnita en Nevada pasaba por saber si Gingrich sería capaz de arrebatarle a Paul el segundo puesto (que ya consiguió en el 2008) y confirmarse como la alternativa a Romney. En términos organizativos no había color, pero a falta del escrutinio final parece que el expresidente de la Cámara de Representantes lo ha conseguido. Y eso que su paso por el estado ha estado marcado por los desatinos y las decepciones.

Primero dejó plantado al gobernador del estado, dando aras a aquellos que lo cosideran un político demasiado indisciplinado, y más tarde vio como el magnate de los casinos y celebridad televisiva, Donald Trump, acababa negándole contra pronóstico su apoyo y dándoselo a Romney. Gingrich dijo ayer que no piensa rendirse. “Completaremos todo el camino hasta Tampa”, dijo refiriéndose a la Convención Nacional Republicana que se celebrará en Florida en agosto y donde se nombrará al oponente conservador de Obama. Gingrich sabe que apenas tiene opciones en las cinco contiendas de febrero, pero confía en renacer en el Super Martes del 6 de marzo.