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Siria sufre el atentado más sangriento del conflicto con al menos 55 muertos

La ONU continúa con su misión y condena los «atroces» actos terroristas en la capital.

Un hombre ensangrentado sale herido del doble atentado perpetrado en Damasco.

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efe | damasco

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La explosión de dos coches bomba en la periferia de Damasco causó ayer al menos 55 muertos, en el atentado más sangriento desde el inicio hace catorce meses de la revuelta contra el régimen sirio, que acusó a «grupos terroristas» de la masacre. El Ministerio sirio del Interior cifró, además, en 372 los heridos en este doble ataque perpetrado en la zona de Qazaz, en el que se usó más de 1.000 kilos de material explosivo.

De acuerdo con las autoridades, los vehículos iban conducidos por dos terroristas suicidas, que los hicieron estallar con tan solo un minuto de diferencia. El número de víctimas podría aumentar, ya que las fuerzas de seguridad habían recopilado ayer quince bolsas con restos humanos no identificados.

Las explosiones ocurrieron cerca de un edificio del denominado cuerpo de la Inteligencia Palestina y una sede de los servicios de Aviación en Qazaz, donde decenas de coches y autobuses resultaron incendiados. En el lugar de los hechos, el estallido de los coches bomba dejó dos grandes hoyos en el suelo y un reguero de escombros, sangre y cristales de los edificios cercanos.

A Qazaz se trasladó un equipo de los observadores de la ONU, desplegados en Siria para verificar el cumplimiento del plan de paz del mediador internacional, Kofi Annan, que estipula, entre otros, un alto el fuego, en vigor desde el 12 de abril. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y los miembros del Consejo de Seguridad condenaron ayer «enérgicamente» los «atroces atentados» y mostraron de nuevo su respaldo al plan de paz de Kofi Annan. El jefe de la misión, el general noruego Robert Mood, afirmó que «este acto terrorista horrible» no supone una solución a la crisis en Siria.

Aunque el origen de los atentados se desconoce, el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, acusó a «grupos terroristas armados», apoyados por partes extranjeras, como se refiere a la oposición armada. Este atentado ha sido el más grave desde el inicio de las protestas en marzo del 2011, seguido por el perpetrado en diciembre de ese año en las inmediaciones de dos edificios de la Seguridad Central en Damasco, en el que murieron al menos 44 personas.

Por su parte, el Consejo Nacional Sirio (CNS), principal agrupación opositora en el exilio, negó su implicación en los atentados y consideró que benefician a las autoridades. El portavoz de esta organización, Emad Hosari, dijo que «estos atentados sirven al régimen sirio, que desde el primer momento dirigió sus ofensivas contra los civiles».