La presidencia de Hollande empieza con una rebaja de los sueldos del Gobierno
Los salarios de todo el equipo del presidente francés se reducirán en un 30%.
La presidencia de François Hollande inició ayer su andadura con la toma de posesión de los ministros y la primera reunión del Gabinete, en la que se adoptó una significativa rebaja del 30 por ciento en los sueldos de todo el equipo.
Los 17 hombres y 17 mujeres del primer Ejecutivo paritario de la V República de Francia pasarán a tener así un salario bruto mensual de 9.940 euros, mientras que Hollande y el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, ganarán 14.910 euros al mes, cuando en su caso la Asamblea Nacional apruebe después de las legislativas de junio esa modificación salarial.
La foto de familia que cerró esa reunión ministerial, que duró unos 50 minutos, marca el principio de una etapa de austeridad económica. Así, en la primera reunión del flamante Gobierno galo se acordó también bajar un 10 % las dotaciones de los respectivos ministerios, y el número de colaboradores de los ministros, así como el de ministros delegados.
Como muestra de la «ejemplaridad» y transparencia que el Gobierno quiere convertir en los dos pilares de su método de trabajo, se firmó igualmente un código deontológico que busca evitar conflictos de intereses y obliga a los ministros a renunciar a los puestos ejecutivos locales que ocuparan antes de su ascenso.
Rechazar invitaciones privadas y regalos cuyo valor sea superior a los 150 euros o escoger el tren como medio prioritario para desplazamientos inferiores a tres horas fueron otros de los detalles adicionales.
Normalidad
Esa hoja de ruta es fruto del deseo de protagonizar una presidencia «normal» para desmarcarse del quinquenio del conservador Nicolas Sarkozy, y comienza con la necesidad de enderezar las cuentas públicas, dentro de una economía estancada en el primer trimestre, pero también con una agenda sin tregua a nivel internacional.
«Lo esencial es que nos pongamos muy deprisa al servicio de los franceses para conseguir juntos enderezar a Francia en el camino de la justicia», señaló ayer Ayrault, en una consigna que empezó a tomar forma en las ceremonias de traspaso de poderes.
Se busca, según detalló la portavoz gubernamental, Najat Vallaud-Belkacem, no solo gestionar el país, sino reformarlo «para acabar con los privilegios y mejorar la vida de los franceses». Entre quienes tendrán más protagonismo dentro y fuera del país en esa labor que presentan como difícil, tres hombres figuran al frente de los ministerios clave: Pierre Moscovici en Economía, Laurent Fabius en Exteriores y Manuel Valls a la cabeza de Interior.