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Los rebeldes sirios preparan la ofensiva final para tener el control sobre Alepo

Más de medio centenar de personas fallecieron en las ofensivas del ejército sirio.

Los rebeldes sirios vigilan la zona después de que las fuerzas armadas ocupasen una base militar.

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EFE | El Cairo

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La ciudad de Alepo, centro económico de Siria, se convirtió ayer en el principal campo de batalla de las tropas gubernamentales y los rebeldes, que aseguraron controlar casi la mitad de los barrios de la urbe. Con el fin de recuperar las zonas caídas en manos de la insurgencia, el régimen de Bachar al Asad envió refuerzos militares a esta ciudad septentrional y recrudecido su ofensiva contra varias provincias, causando la muerte en esta jornada de más de un centenar de personas, según la oposición.

En Alepo, la segunda ciudad del país, los combates se desarrollaron principalmente alrededor de los distritos bajo dominio rebelde, entre ellos Al Sukari y Salahedín, que también sufrieron bombardeos. Mayid Abdelnur, coordinador de la red opositora Sham en Alepo, indicó que los bombardeos y los combates provocaron «un gran desplazamiento de la población», mientras siguen llegando refuerzos militares del régimen a la ciudad.

El pasado 21 de julio, el ELS en esta provincia anunció el inicio de «la operación para la liberación de Alepo de las manos de las bandas de Al Asad». El comandante en jefe de los rebeldes en Alepo, coronel Abdulyabar Akidi, informó ayer por internet de que los insurgentes dominan varios barrios como Al Sukari, Al Sajur, Salahedín y Tariq al Bab, lo que supone «casi la mitad de la ciudad». Akidi agregó que los refuerzos militares enviados por Al Asad a Alepo emplearon en su ofensiva artillería, helicópteros y cazas Mig 21 de fabricación rusa.

Debido a la ofensiva lanzada contra esta ciudad, los habitantes de Alepo sufren de escasez de pan y otros alimentos de primera necesidad, lamentó el mando castrense, que también denunció la ausencia de hospitales para tratar a los heridos.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, al menos 57 personas fallecieron en esta jornada, entre civiles y combatientes rebeldes, y diez están en paradero desconocido, mientras que los Comités de Coordinación Local (CCL) elevaron la cifra de víctimas mortales a 90.

Refugiados en Turquía

Tiene 54 años, es oriunda de siria y se llama Zahia Bustani, pero en el campamento de refugiados turco donde vive desde hace casi un año le pusieron otro nombre: Revolución . «Les pedí a los chicos que me dieran un fusil: yo también quería salir al monte y combatir», recuerda Zahia en declaraciones, mientras da una calada a un cigarro. No la dejaron. «Durante meses, yo iba y venía del campamento fronterizo a mi casa en la ciudad rebelde para llevarles comida a los jóvenes que combatían en el monte contra el ejército», recuerda. «Tenemos que luchar todos, hombres y mujeres, porque el régimen tampoco respeta a nadie», insiste.